Nunca pensé que me iba a tocar, pero el ajuste en su manera más brutal también me llegó a mí también.
El año pasado empecé a dar clases en una sede del FINES en la villa 31. Miércoles y jueves a la noche me acercaba al comedor Estrella de Belén para dar Contabilidad I, y aunque la contabilidad está lejos de ser mi pasión, les confieso que ser profesor es una de las cosas más apasionantes que hice.
Hace dos semanas me habían ofrecido tomar un curso vacante de administración, además del que ya tenía a mi cargo. Lo pensé un rato, pero desistí. Dije que no porque tengo otros planes, seguir estudiando, hacer una especialización de la carrera de grado de la cual me recibí en 2016. Como ustedes saben, hacer un posgrado en Argentina dista mucho de ser gratuito y pagarlo no es moco de pavo diría mi abuela, pero por suerte conseguí una beca. Con beca y todo sabía que me tenía que ajustar el cinto, pero con dos laburos lo podía pagar.
El viernes de la semana pasada me entero casi por casualidad, que quieren cerrar 19 sedes del FINES en la Ciudad de Buenos Aires, entre ellas dónde doy clases y, obviamente, despedir a todos sus laburantes.
Hay varias cosas que no me terminan de entrar en la cabeza. La más general es como se atreven a hacer un ajuste de semejantes características en el área educativa, y no sólo en Ciudad, porque en Provincia la mano también viene dura. En Baradero peligran cursos y hasta escuelas enteras.
Siendo más detallista, como se atreven a dejar muchas personas sin laburo, sabiendo que el gran ordenador social es el TRABAJO. Sin laburo la paz social no existe.
Aun así, todo lo que les conté a título personal, no me importa tanto como que le quiten la posibilidad de terminar el secundario a muchas personas que tuvieron el coraje de volver a estudiar, luego de tener que dejar de hacerlo cuando tuvieron que salir a laburar de pibes para poder llenar el plato al final del día.
Certezas hay pocas y, ojalá, que podamos revertir esto. De mi parte no esperen que me quede sentado como si esto fuese un mero trámite administrativo, porque no lo es, y de hecho me parece unas de las decisiones políticas más cobardes de los últimos años.
Como tampoco considero boludos a quienes tomaron esta tristísima medida, y creo que realmente lo pensaron, solo puedo sacar una conclusión…
NO TIENEN CORAZÓN
Santiago Erroz
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