Un policía asesinó por la espalda a un joven de 19 años en Baradero
Por Maby Sosa– Lucas Rotella estaba junto a sus amigos en la plaza Colón cuando el agente Gonzalo Kapp quiso identificarlo. El chico se asustó y salió con la moto rumbo a su casa. Las balas le perforaron los pulmones. “Me tiraron de atrás”, le dijo a su padre.
Papá, tirame agua en la espalda que me arde y no me dejes morir”, le dijo Lucas Rotella a su padre Emilio, cuando llegó a su casa. La cantidad de sangre que brotaba de su espalda dejaron al descubierto las balas. “La policía me tiró de atrás”, cuenta Emilio que le dijo su hijo. El joven de 19 años estaba sentado con otros dos amigos en la Plaza Colón, de la ciudad de Baradero, cuando un patrullero con tres policías del grupo de tareas GAD, que pertenece a la Policía Bonaerense, se presentó en forma violenta a realizar “averiguaciones de rutina”. Los chicos, sobresaltados intentaron salir del lugar. Uno logró escapar, el otro fue detenido, y Lucas, que estaba en una Zanella 50 CC “tuneada”, fue alcanzado por las balas de la escopeta de un agente. El chico siguió con su moto hasta la casa y en el camino perdió cuatro litros de sangre.
La autopsia determinó que las balas que alcanzaron la espalda de Lucas eran tres y todas de plomo, aunque el papá del joven declaró que él había contado entre 12 y 14 perdigones. Con esas balas le perforaron los pulmones y los riñones.
“Se abusan porque tienen la ropa de la policía, porque van armados y te disparan”, explicó Marcos Pérez, el entrenador de boxeo de Lucas. El joven había empezado boxeo hacía cinco meses. Trabajaba como peón de albañil y le gustaba armar y desarmar motores de motocicletas. Había cumplido 19 años el jueves y estaba contento porque iba a retomar sus clases de boxeo, después de que se le curara un pie que tenía lastimado. “Gracias al boxeo”, cuenta orgulloso Marcos, el muchacho asesinado había dejado de andar tanto en la calle y había abandonado los cigarrillos. “Lo único que tengo para decir es que era un excelente pibe, nadie puede decir otra cosa de él”, comentó conmovido uno de los chicos que estuvo en la manifestación frente a la Municipalidad.
Apenas supieron la noticia, un grupo de amigos cortaron la calle de la comisaría y quemaron gomas. Otro grupo eligió la esquina de San Martín y Rodríguez, frente a la sede municipal, porque temían que la policía los reprimiera. La familia del joven no participó de las manifestaciones, “el papá está destrozado”, comenta Sabrina, la novia de Lucas desde hacía casi un año. Por su parte, el padre de Lucas aceptó hablar con la prensa, pero aseguró que sólo pide justicia.
El jueves, el día del cumpleaños de Lucas, había comenzado el festival de música popular que todos los años se celebra en esta ciudad, por eso había además una feria de artesanos en la plaza central. La ciudad estaba poblada de turistas, artistas y periodistas que vienen cada año a participar de la fiesta anual de la música. Cuando el intendente se enteró de la noticia, decidió suspender todas las actividades del sábado, levantar los puestos de los artesanos y hasta anoche no se había decidido aún la suspensión de la tercera jornada del evento. La noche del sábado iba a tener como figura principal a Horacio Guaraní.
Durante una conferencia de prensa, el intendente Aldo Carossi dijo que lamentaba que la policía hubiera actuado de una forma tan irresponsable. A la conferencia de prensa no sólo asistieron periodistas, sino que además varios vecinos de Baradero se acercaron a protestar por las deficiencias del accionar policial. El año pasado, dos inspectores municipales mataron a otros dos jóvenes porque no habían mostrado la documentación de su transporte. El asesinato de los jóvenes provocó una verdadera pueblada: los vecinos incendiaron la municipalidad y pidieron la renuncia del intendente, que aún sigue en función junto con su gabinete de aquel entonces.
Desde esa fuerza, las respuestas fueron esquivas, excepto la presencia del jefe de la Bonaerense, Juan Carlos Paggi, que llegó hasta la ciudad y se entrevistó con los familiares del joven asesinado. El agente que acribilló a Lucas es Gonzalo Kapp, quien tenía cuatro años prestando servicio dentro de esa fuerza, pero ya tenía antecedentes de haber intimidado con armas de fuego a menores de edad. Según los vecinos, en una ocasión, durante una cena de graduación, el agente de la policía entró al local armado y amenazó con su arma reglamentaria a los jóvenes que estaban en la fiesta.
“No dudan, te disparan, no les importa nada. Siempre hay problemas con la policía porque ellos se enfrentan a vos con las armas”, dice Pérez, que además lamenta que a esa hora no sean tantos los que se movilizan a pedir justicia. “Si vos tenés un hijo y te lo matan, ¿vos qué hacés? Pedís justicia. Nosotros queremos que esto no pase más, a la policía acá no le importa nada.”
En la noche de ayer, mientras los jóvenes de la ciudad mantenían cortada la calle principal, la familia preparaba el velatorio de Lucas. La causa quedó a cargo de la Fiscalía 5 del Departamento Judicial de San Nicolás, donde el policía Kapp será indagado por el delito de “homicidio calificado”.
Este nuevo caso de gatillo fácil protagonizado por un policía bonaerense se suma al doble homicidio de los jóvenes Franco Almirón y Mauricio Ramos, en las vías del ex Ferrocarril Mitre, en José León Suárez. En ambos crímenes les dispararon con una escopeta 12/70.
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