
Pausa/Reset. Madrid. 24 de Marzo de 2020
Volveremos a bailar. Y nuestros hijos volverán a correr en los parques como desaforados, y lo veremos. Y volveremos a odiar a los despertadores y exactitud de los relojes, a los lunes y a los domingos por la tarde. Y volveremos a gritar en las canchas de futbol, a viajar apretados en colectivos y trenes, temprano todas las mañanas pensando en el fin de semana. Volveremos a ir a la montaña de vacaciones, llenaremos las playas de sombrillas, nos bañaremos en las pozas frescas del verano y rodaremos en la nieve. Volveremos a trotar por los parques, y a pedalear los caminos en cuanto se descuide el carcelero cruel de este arresto domiciliario.
Volveremos a llenar las carreteras y calles de bocinas hoy recuperadas por animales mediosalvajes y no tanto. Volveremos a caminar los barrios y los rincones ocultos de las ciudades. Llenaremos los bares en búsqueda de cervezas con amigos, y los restoranes recuperando ese ruido de copas al brindar y de gritos de camareros. Volveremos al campo con paseos infinitos, a la intimidad de los cines, a los aplausos de los teatros, a las plazas. Volverán las fiestas y se irán estas oscuras golondrinas.
Volveremos a aplaudir la valentía incondicional de los sanitarios y expuestos a este bicho. Y volveremos a abrazar con fuerza a nuestros padres y abuelos con los ojos a reventar de lágrimas y el alma trémula. Volveremos a llenar las mesas largas, interminables, los domingos. Con sobremesas que serán eternas, con chillidos incontenibles de alegría, de felicidad.
Y faltara mucha gente. Los que no han podido con esto. Los que nos robará esta pandemia de pacotilla, fría y asesina. Y volveremos a ser fuertes por los ausentes. A vivir de forma más urgente por los que han muerto en soledad. Volveremos a ser los mismos para ser distintos.
Y volveremos a bailar, como Fred Astaire en Sombrero de Copa proyectada en esa fachada de edificio del Norte de la Italia confinada. Y bailaremos, hasta que nos duelan los pies. Bailaremos para celebrar esta nueva vida reseteada, que ojalá se más justa que la anterior. Que sea como la de antes de esta pesadilla. Que sea tan diferente como la que idealizamos. Una segunda oportunidad.
Porque volveremos a soñar. Hasta que nos duela tanta esperanza.
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