
Ante el Cambio Climático: el momento de actuar es ahora.
Las calles polvorientas en verano, los campos sedientos y el río que alterna entre crecidas peligrosas y niveles alarmantemente bajos nos hablan de una verdad incómoda: el cambio climático ya está aquí, en Baradero. Mientras el mundo debate soluciones globales, nuestra comunidad enfrenta desafíos concretos que requieren acciones inmediatas y locales.
Los productores agropecuarios conocen bien esta realidad. Las temporadas de siembra ya no son predecibles, las lluvias llegan cuando no deben o no llegan cuando más se necesitan. El río, ese testigo silencioso de nuestra historia, muestra signos de estrés ambiental que no podemos ignorar. Y en los barrios más humildes, las olas de calor se transforman en una amenaza directa a la salud de niños y ancianos.
Baradero tiene herramientas a su alcance. Podemos mirar hacia España, donde la protección de bosques y cursos de agua ha demostrado ser efectiva contra inundaciones. Podemos aprender de Colombia en el manejo de sequías agrícolas. Incluso podemos inspirarnos en municipios argentinos que ya están implementando planes locales contra el cambio climático.
La solución requiere tres pilares fundamentales: primero, un diagnóstico honesto de nuestros problemas ambientales; segundo, medidas prácticas como sistemas de alerta temprana y protección de nuestras riberas; y tercero, la participación activa de todos los sectores de la comunidad.
El tiempo de los diagnósticos y las buenas intenciones ha pasado. Hoy necesitamos acciones concretas: un observatorio ambiental local, programas de educación climática en escuelas, y sobre todo, voluntad política para priorizar este tema. El cambio climático no es solo un problema ambiental – es un desafío a nuestra capacidad como comunidad para proteger nuestro futuro.
Baradero tiene la oportunidad de transformar esta crisis en un camino hacia un desarrollo más sostenible y justo. La pregunta que debemos hacer no es si podemos actuar, sino qué estamos esperando para hacerlo. Nuestro río, nuestros campos y nuestros hijos merecen una respuesta.
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