En el Nuevo Testamento, San Mateo relata cómo, cuando nació Jesús, el rey Herodes ordenó una matanza en Belén para acabar con todos los niños menores de dos años y asegurarse así de que el anunciado Mesías, futuro Rey de Israel, era asesinado. Desde entonces, la Iglesia Católica conmemora cada 28 de diciembre la fiesta de los Santos Inocentes, para recordar esas crueles muertes infantiles.
La tradición popular lo ha convertido también en un día para gastar «bromas inocentes». En los países anglosajones se celebra una fiesta similar el 1 de abril con el nombre de Fools’ Day (el «día de los tontos»).
La Fiesta de locos, que se celebraba principalmente en Francia el primer día del año para honrar al asno en que cabalgó Jesús el domingo de Ramos para hacer su entrada triunfal en Jerusalén, se considera también precursora del día los Inocentes.
Es el día en el que se acostumbra realizar bromas de toda índole. Se festeja de distinta forma, dependiendo del lugar.
Dentro de la semana de celebración por el nacimiento de Jesús, la iglesia católica conmemora el día octavo la muerte de los Santos Inocentes en honor a cientos de niños que fueron asesinados por órdenes del Rey Herodes ante su temor de ser destronado, el 28 de Diciembre.
Desde entonces, ese día de duelo se mantuvo para los creyentes de la fe católica. Sin embargo, la Edad Media se encargó de combinar este rito con otro más pagano conocido como la «Fiesta de los locos», celebrado en los días comprendidos entre Navidad y Año Nuevo. Se dice que estas fiestas eran tan escandalosas, que la Iglesia, en su afán por calmar las excentricidades de sus participantes, decretó que se celebrara el día de los Santos Inocentes.
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