Me cuesta hilvanar y escribir palabras, porque tengo las manos temblorosas y el alma destrozada, pero quiero expresar el dolor que siento por tu partida mi querido amigo DARIO.
Vos no fuiste un amigo más, vos eras mi HERMANO DE LA VIDA, con el que compartí todo, buenos y malos momentos de ambos, fuiste quien me regalo dos hermosos SOBRINOS DE LA VIDA, GIANE Y NACHO, a los que adoro y amo con todo mi corazón. Yo sé muy bien cuanto los querías y te prometo estar presente siempre para lo que necesiten.
Tengo muy presente en mi mente ese último asado entre Giane, vos y yo, tres días antes de internarte, VAYA PARADOJA DEL DESTINO, como si fuera la despedida.
Ese abrazo interminable que nos dimos en la puerta del hospital cuando te quedabas internado, SIN SABER NI PENSAR QUE ESE SERÍA EL ULTIMO.
A partir de ahí y a pesar del éxito de la cirugía, sucedió lo impensado los problemas comenzaron a sucederse unos tras otros y desde aquí, los rezos, las oraciones, el pedirle a DIOS Y A LA VIRGEN que te ayuden a superar ese mal trance. Pero ellos tenían otra misión para vos, reencontrarte con tu padre, velar por tus hijos, cuidar de tus amigos.
y seguramente otra más importante, que seguramente cumplirás con el empuje y el amor que hiciste todo en esta vida.
TE DESPIDO LLENO DE DOLOR, CON EL CORAZON PARTIDO EN PEDAZOS, TE VOY A EXTRAÑAR, CADA MINUTO, CADA HORA Y CADA DIA POR EL RESTO DE MI VIDA…
QUE DESCANSES EN PAZ AMIGO…
QUE DIOS TE TENGA EN SU GLORIA, HERMANO DE LA VIDA…
TU AMIGO «EL PATO»
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