La decisión del Intendente de privatizar el sistema alimentario del Hospital Municipal es, sin lugar a dudas, un paso que genera muchas interrogantes sobre la calidad y seguridad de los servicios que se ofrecen a los pacientes. Esta medida no solo es cuestionable desde el punto de vista de la gestión pública, sino que también carece de la debida transparencia que los ciudadanos merecen.
El hecho de que no se haya proporcionado una explicación clara y detallada a la comunidad acerca de los motivos y los procesos involucrados en esta privatización refleja una preocupante falta de comunicación y responsabilidad por parte de la administración municipal. En situaciones de esta naturaleza, es esencial que las autoridades expliquen de manera abierta cómo se realizó el proceso de contratación, qué criterios se tuvieron en cuenta al elegir a la empresa y, sobre todo, cómo se garantizará que los alimentos que reciban los pacientes cumplan con los estándares de calidad y seguridad requeridos para su recuperación.
Sin una explicación pública y detallada, surgen muchas dudas legítimas: ¿Qué controles existen para asegurar que los alimentos preparados por la empresa privada son adecuados para personas en situaciones de internación, que a menudo tienen dietas específicas y requieren una atención nutricional especializada? ¿Quién supervisa la calidad de los alimentos? ¿Qué experiencia tiene la empresa contratada en la manipulación de alimentos para hospitales, especialmente cuando se trata de pacientes vulnerables?
La falta de una respuesta clara sobre estas cuestiones deja abierta la puerta a la especulación, y la comunidad se ve obligada a cuestionar si se está priorizando el beneficio económico de la privatización por encima de la salud y el bienestar de los pacientes. El sistema de contratación debería ser completamente transparente, y los baraderenses merecen saber cómo y por qué se eligió este camino, especialmente cuando de por medio está la salud de nuestras familias.
El Intendente y las autoridades municipales tienen la obligación de aclarar estos puntos y garantizar que esta privatización no comprometa la calidad de los servicios que deben recibir quienes más lo necesitan. La salud pública debe ser una prioridad y no un negocio más, y es esencial que el municipio cumpla con su rol de asegurar que todos los baraderenses reciban el mejor servicio posible, sin concesiones.

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