Permaneció varios minutos, sobre le vereda, en actitud expectante. No se sabía si quería comprar algo en el quiosco cercano o buscaba compañía. Según parece, decidió quedarse junto a la venta en busca de algún «interlocutor válido» que supiera resolver sus inquietudes.
El petiso tiene amigos en la cuadra y su presencia, por lo cotidiana, es parte del paisaje, pero para quienes desconocen eso, no deja de ser llamativo que haya un caballo andando por la vereda y menos parado frente a una ventana en actitud propia de una conversación.
El Diario de Baradero
Comentarios de Facebook