No ha de haber sido fácil la decisión de quitar las viejas baldosas de la Plaza Mitre y reemplazarlas por el pórfido patagónico, una piedra con tintes rosáceos que hoy cubre la superficie que antes estaba embaldosada.
Podría decirse que el trabajo está casi completo ya que la única cuadra que no está lista, faltan escasos metros como puede verse en las fotos, es la correspondiente a la calle Fray Justo Santa María de Oro, pero la sola visión del paseo con su nuevo piso, permite emitir opinión. Es agradable el nuevo solado y más el arte empleado en la colocación que lo hace muy llamativo, el color es un detalle agregado no menor y la solidez quizás lo más incuestionable que posee.
El panorama es francamente espectacular y más notorio resulta en los caminos en diagonal que parte de cada esquina y confluyen en la pirámide central. Como es natural, no solamente se ha cambiado el piso sino que se ha mejorado toda la plaza que se ve en como hacía largo tiempo no se la veía y que sirve para reflexionar en cuanto a lo bien que se haría en mantenerla, en no dejar que decaiga.
Es de imaginar que en pocas semanas todo el piso esté completo y entonces, tal vez, haya quien retome la vieja costumbre de dar «la vuelta del perro», esta vez estrenando piso nuevo.
El Diario de Baradero
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