
Las políticas migratorias restrictivas de Donald Trump, especialmente en cuanto a la inmigración laboral, podrían generar una crisis en la agricultura estadounidense, que depende en gran medida de los trabajadores migrantes, en su mayoría mexicanos. Actualmente, aproximadamente el 70% de la mano de obra en la cosecha agrícola proviene de México y América Latina. Si se endurecen las leyes migratorias, los agricultores podrían enfrentar una grave escasez de trabajadores, lo que afectaría la producción de alimentos, elevaría los precios y alteraría las exportaciones.
Aunque la automatización se considera una posible solución, la tecnología aún no puede reemplazar la precisión de la mano de obra humana en la cosecha. Algunos sugieren que el gobierno debería regularizar a los trabajadores migrantes ya presentes para evitar una crisis. Sin una respuesta clara, la falta de trabajadores podría llevar a la parálisis del sector agrícola, afectando tanto a productores como consumidores.
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