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Por Fernando Cibeira
Especial para El Destape

¿Será en junio cuando Cristina Kirchner diga finalmente quién es su candidato para la presidencia? Así lo aseguró Carlos Kunkel días atrás y quienes aspiran a representar al kirchnerismo, a falta de una certeza mayor, creen que efectivamente será así. Que la Presidenta señalará entonces un sucesor favorito para continuar con su modelo de gestión un período más, asegurándole una hipotética vuelta en 2019. «Quien reconozca el liderazgo político de Cristina Kirchner va a escuchar su opinión; quien no lo reconozca enfrentará su opinión», disparó Kunkel, habitual anticipador de las movidas del kirchnerismo aunque no todas le han salido bien. Junio es el límite para la presentación de los precandidatos a las primarias del 9 de agosto, lo que parece poco tiempo para instalar a alguien con posibilidades. En caso de que no se trate de Daniel Scioli, el elegido tendrá que hacer ese trabajo por las suyas durante este medio año, de manera de ofrecerle a la Presidenta una opción.

El entrerriano Sergio Urribarri había deslizado la alternativa de un fin de año con una pre-interna cocinada, donde ya hubiera quedado establecido el postulante del kirchnerismo duro o cristinismo, como se quiera denominarlo. No sucedió, básicamente porque no hay grandes diferencias entre ellos y nadie se siente menos que los demás. Urribarri, Agustín Rossi, Julián Domínguez, Aníbal Fernández y Jorge Taiana son conscientes de que hoy no aparecen con posibilidades, pero tampoco entienden que ganen algo con una resignación temprana. En especial, porque la Presidenta no baja ninguna instrucción al respecto. La única preocupación expresa en la Casa Rosada fue no permitir que Scioli monopolice con su «ola naranja» todos los centros de veraneo. Urribarri abrió un parador en La Perla y otro en Carlos Paz. Rossi recorrerá la Costa Atlántica con la excusa de presentar su libro de recopilación de discursos en el Congreso. Domínguez ya se instaló en La Lucila, desde donde hará base para sus recorridas.

Distinto es el caso de Florencio Randazzo, quien luce más competitivo. La cuestión es que aunque haya empapelado la ciudad con afiches junto a la Presidenta, no es un candidato que seduzca el kirchnerismo duro, que lo sigue viendo casi tan ajeno como a Scioli. El ministro del Interior y Transporte está convencido de que obtendrá el favor de la Presidenta, por lo que se mantiene firme en su campaña atípica, con pocas definiciones, cuestión de no cometer errores que puedan enojar a la Jefa. Habla solo de gestión y evita los programas de televisión y los reportajes en diarios. Carteles y trenes.

En la charla, todos ellos recuerdan que meses antes de las elecciones nadie daba un peso por la suerte de Néstor Kirchner, allá por 2003. También, la «maldición» de los gobernadores de la provincia de Buenos Aires que nunca llegan a presidente por el voto popular. Como comentaristas de la NBA, les encanta repasar estadísticas y recordar los casos en que un año antes de una elección se daba por cantado el triunfo de un candidato al que hoy no se sabe ni por dónde anda. Las historias son ciertas, pero también es cierto que ninguno de esos gobernadores bonaerenses y fallidos candidatos tenía la instalación de años de inalterable imagen positiva como es el caso de Scioli.

El gobernador lo sabe y por eso se pasea ganador por la Costa Atlántica, un ámbito en el que siempre se movió a sus anchas. Allí despliega un discurso ultrakirchnerista al mismo tiempo que, por ejemplo, encabeza la apertura del Espacio Clarín. Y todo encaja porque es lo que siempre hizo. El mensaje oficialista disminuye la posibilidad de que la Presidenta le oponga un competidor, la visita a Clarín da pie a quienes sostienen que convertirlo en el heredero del modelo significaría una derrota. Aunque habría que analizar cuál podría ser el beneficio para el kirchnerismo si le opone un candidato perdedor. Si no es mejor un esquema de acuerdo, con fórmula y listas compartidas que le permita mantener legisladores e intendentes. La única que tiene una respuesta a este dilema es la Presidenta y cada vez falta menos para conocerla.

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