Tejera Martinez y Rubén Gonzalez (Delegados locales del Gremio Aceitero)

Una nueva promesa que los trabajadores no aceptaron porque no hay ningún tipo de confianza. Demierre insistió con ser una especie de salvador cuando en realidad complicó todo aún más. Y Oleaginosa Huanguelén no brinda garantía porque despidió a 20 trabajadores y cerró su planta en Bolívar

La quiebra de la aceitera Germaíz pudo tener una continuidad como cooperativa. Pero las condiciones no son las mejores. La justicia permitió la posibilidad que el empresario Martín Demierre conforme una cooperativa con el 75% del personal de Germaíz. No fue viable.

“Con el nuevo director de la empresa las cosas iban mal y se complicó más, había denuncias y al mismo tiempo se venía el cierre del concurso. Nosotros queríamos que se defina todo para saber cómo seguir y finalmente la jueza decretó la quiebra. Nosotros teníamos entendido que Demierre había pedido una prórroga para seguir hablando con los acreedores para ver si levantaba el concurso, pero no reunió la condiciones”, explicó Darío González uno de los delegados del sindicato aceitero.

Tampoco fue posible que Oleaginosa Huanguelen se haga cargo de los destinos de Germaíz porque su titular cerró la planta en Bolívar y dejó sin trabajo a más de 20 personas a finales de 2017 y principios de 2018. Ese inversor que en un primer momento parecía ser el camino de salida fue solo una ilusión que desvaneció rápidamente.

“Demierre incumplió todo, el síndico hizo un informe y no cumplió con nada de lo que le pidió la jueza. El 7 de febrero la jueza llamó a Demierre y a Huanguelen para que presenten una nueva propuesta. No pasó nada”, dijo González.

Por su parte, Ernesto Tejera señaló que el empresario nacido en Baradero “nos perjudicó más, embarró la cancha, no nos hizo los aporte, las declaraciones, la pequeña confianza que había al principio se cortó”.

Con respecto al directorio anterior la jueza solicitó que Demierre demuestre cómo se hizo el traspaso de acciones. Nunca lo presentó.

“Los anteriores dueños son responsables de lo que pasó con Germaíz y Demierre vino a hacer el trabajo sucio, lo que no quisieron hacer los accionistas anteriores”, remarcó González y dijo que a los anteriores dueños “no los vimos más, nadie los vio más, ni el síndico, ni la jueza, no se presentaron, se borraron”.

Cuando Demierre se hizo cargo de Germaíz se publicó: “Cesan en su cargo por renuncia los directores titulares Norberto Leopoldo Pérez, Lucio Mander, Mario Héctor Lapadula y Marcelo Gustavo Cilotta y se designa presidente a Martín Alfredo Demierre y director suplente a Samantha Demierre Rochat”.

La situación de Huanguelen

“Ellos se inscribieron para hacerse cargo de la empresa pero no rindió las condiciones para salvar la empresa. Nosotros siempre tuvimos una esperanza porque estas firma era una aceitera, era del rubro. Y de un día para el otro nos enteramos que concursó la empresa que tenía. Eso nos bajoneó. Tenía deuda con la AFIP”, contó González y acotó: “Estos empresarios son medio pelo, no nos sirven, vienen a hacer la suya; Germaíz necesita mucho respaldo económico de una empresa seria”.

Los riesgos de una planta paralizada

Dentro de la aceite hay componentes que son altamente inflamables y quedaron asentados. Sin ningún tipo de movimiento ni venteo.

“En la fábrica cortaron la energía, se retiró la seguridad y quedó tierra de nadie. Nosotros no podemos entrar pero tenemos entendido que se llevaron muchas cosas, de parte eléctrica y motores no quedó nada”, expresó González a lo que el delegado Ernesto Tejera agregó: “También se llevaron tubos de gas de 45 kilos”.

En los vecinos cercanos a la fábrica persiste la preocupación ante una posible explosión o incendio dentro de Germaíz. El año pasado hubo una inspección dentro del predio porque hubo una quema de pastos en un terreno lindero.

“Desde que se paró la planta nosotros denunciamos nuestra preocupación por los solventes, lo hicimos en el ministerio de Trabajo. Hay también materia grasa que se puede prender fuego. Es un riesgo latente”, resaltó Tejera.

González explicó que el material peligroso, cuando la planta estaba operativa, “se ventilaba, recirculaba y ahora quedó depositado”.

¿Una cooperativa?

La propuesta de continuar como una cooperativa es “inviable”. Así lo calificaron los propios delegados. Tanto Vasquez (dueño de Huanguelen) como Demierre intentaron continuar al frente de la cooperativa. El requisito es que el 75% de los trabajadores tiene que formar parte de la cooperativa y la administración recae en los empresarios. El funcionamiento es de un año, con opción a dos.

“Nos han mentido tanto, tantas promesas, que no confiamos”, dijo Tejera.

La mayoría de los obreros de Germaíz consiguieron trabajo en otras fábricas como Toyota, Papelera, Donto, Maro. Y es lógico que no van a renunciar a sus nuevos trabajos para sumarse a una cooperativa en Germaíz. En ese sentido, Tejera fue contundente: “El que está en Toyota y otra empresa no las va a dejar para venir a una cooperativa”.

Publicado por La Opinión Semanario (Edición del 02/03/18)

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