Melchor Candal junto a su esposa Adelfa “Nena” Norén se instalaron donde todavía están, con un pequeño taller de elásticos y caños de escape. Nada les fue fácil, pero tampoco imposible. Sus ganas de progresar le dieron la razón, dado que en Baradero y la zona no había ningún especialista en el ramo.
Asi fue que Melchor y Nena logran imponer su fama durante los primeros 14 años no conocieron reloj ni almanaque, pero lograron concretar su sueño de ser propietarios con mucho sacrificio pudieron triunfar.
Hoy siguen trabajando a pesar de sus años, sienten la obligación de seguir atendiendo los clientes que confían en ellos. No solo de Baradero sino de toda la zona que hoy los sigue acompañando.
Dice Melchor: “El mejor remedio para la salud es el trabajo, pues nunca estuvimos enfermos”.
Este texto lo recibíamos en la redacción de BTI y nos pareció atinado reconocer a este matrimonio que no solo han sabido ganarse un lugar dentro del ámbito comercial, sino también en lo social siendo parte de cada uno de los festejos de la ciudad y culturalmente, preservando la historia con la creación del museo “El Guardián”.
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