Hace 20 años la ciudad de San Pedro perdía a uno de sus máximos ídolos, se iba uno de los fenomenales referentes de la marca Chevrolet y el automovilismo nacional se quedaba sin uno de los pilotos más carismáticos y respetados.
Hace unos días, sus hijos y su esposa, sus amigos, la gente del Museo y la Agrupación OPM, se encargaron de hacer que el “Pato” Morresi perdure a través del tiempo, y que la gente reafirme su sentimiento y el respeto por una persona que por su forma ser sigue siendo recordado.
El homenaje a Osvalo “Pato” Morresi se desarrolló en el Museo que lleva su nombre y por las calles que lo rodean se programaron diversas actividades que fueron también el atractivo de la gente. En solo un día, las anécdotas, los relatos, las imágenes, los reencuentros, los abrazos y las lágrimas interminables hicieron que el recuerdo por el piloto sampedrino estuviera más presente que nunca.
El clima lo permitió y clubes de la marca arribados de diversos puntos del país fueron parte de la celebración, hubo caravana por las calles y la tradicional exposición. Se entregaron reconocimientos y palabras por demás significativas de quienes participaron.
La primer gran emoción de la tarde llegó cuando Juan María Morresi, hijo del “Pato”, se subió al Chevrolet que condujo su papá junto al piloto local Fernando “Pichi” Iglesias, aceleraron y en medio de las lágrimas y el aplauso respetuoso de la gente giraron por la plaza constitución.
El segundo gran acontecimiento se produjo cuando el ex piloto y dirigente de la Asociación Argentina de Volante, Juan María Traverso arribó al lugar y se estrechó en un emocionante abrazo con el hijo del recordado “Pato”. El histórico piloto entregó un cuadro a la familia Morresi y se dirigió a los presentes expresando que al “Pato” lo recuerda con alegría porque así era él.
En ese instante hubo varias entregas como la del periodista Eduardo Dlapa, quien donó al museo las notas que el diario La Nación publicó sobre la misión Argentina a Daytona; la del artista y Director de Turismo Yoyi Villafuerte, quien ofrendó una pintura del ante último Chevrolet que Morresi condujo. También hubo reconocimientos de parte de la OPM, del Círculo de Periodistas Deportivos, y recuerdos al Automóvil Club San Pedro, entre otros.
La jornada homenaje se cerró con el Chevrolet del “Pato” acelerando y su hija Paula girando por las calles con “Pichi” Iglesias al volante. Allí, otra vez, la gente volvió a ovacionar al recordado ídolo, quien, decididamente quedó en el corazón de todos los fierreros y especialmente de todo el pueblo sampedrino.
Nota: Martín Pérez
Fotos: Eduardo D’Lapa
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