Hace 30 años… es imposible que no nos traslademos a esa mañana cuando nos despertamos -todavía no existían los canales de cable con noticieros por repetición las 24 horas- y nos enterábamos que al fin, lo que tenuemente corría en algunos pocos lugares -yo trabajaba en el Semanario Tribuna y en LS2 Radio Baradero-, se había concretado.
Para algunos una descabellada locura en el primer minuto, para otros la argentinidad a flor de piel, como sintiéndose del ejercito de Manuel Belgrano o de San Martín o, parte en la Revolución Inglesa.
Estuve entre los primeros recuerdo; sin dejar de sentir a Malvinas como algo muy nuestro, mío, también.
Pero, el contexto, el marco de inestabilidad institucional de aquellos días en nuestra Patria, con un sistema dictatorial y en plena decadencia, no era la garantía válida sobre la decisión tomada.
Y recuerdo en Baradero donde vivía, que fue el Pastor Jorge González, de la Iglesia Bautista quien solo, solito fue a la plaza y enarboló la Bandera con un sol, solo, dije, sí solo. En las primeras horas en las plazas no había nadie… luego apareció el pueblo que, horas antes se movilizó en contra del gobierno de facto.
Así, dejamos los miedos, las dudas, la bronca, la desunión, para encontrarnos detrás de los rostros de los “convidados de piedra”, muchos de ellos casi sin instrucción militar, con meses o días de cumplidos los 18 años, que no eran los dieciocho de lo pibes de hoy.
Y allí nos sumamos, empezamos aún en contra lejos de la decisión de aplaudir el “si viene les presentaremos batalla” esa locura de un tal Galtieri, Leopoldo.
Entonces la argentinidad afloró, como si se tratase de un mundial, donde los de River, Boca, Racing e Independiente, se mezclan todos detrás de los colores de la Nación, el Celeste y Blanco.
Y entonces se empezaron a llenar las plazas.
Los programas de televisión, las radios, los diarios, todo era patriotismo, atontados detrás de las únicas noticias que llegaban que: “estábamos ganando”.
Como cuando hacía unos años, habíamos festejado el mundial del ´78.
Pero, perdimos. Y los argentinos no aprendemos nada de las derrotas, esto es muy cierto, sino, no volveríamos una y otra vez a cometer y reiterar los mismos errores.
Volvieron los pibes, escondidos.
Los ocultamos, ni los mirábamos.
Hoy, se conmemora el tercer aniversario del fallecimiento de un hombre democrático que en lo personal respeto, aunque nunca deberemos olvidar que fue el primer desmalvinizador y que, escondió a los pibes de la guerra durante toda su gestión.
Pasaron años hasta que nos empezamos a animarnos a construir monumentos, como el que impulsamos fuertemente en la Plaza Colón en Baradero, lo inauguramos recién en el año 1990. Y aquí en Zárate recién tuvimos monumento a Malvinas con Oscar Morano, en 1998, dieciséis años después.
Hoy los pibes se hicieron hombres y como pudieron; sacaron sus garras con mucha valentía se prepararon, muchos son profesionales y otros se abrieron camino como pudieron, arrastrándose de trinchera en trinchera, entre las balas, como en otra guerra.
Formaron familias, procrearon y hoy caminan nuestras calles, como Historia Viva.
Mi hijo de 7 años, los recibió el viernes en su escuela y me contó que luego de la charla, lloró…
Vos, argentino ¿serías capaz de pegarle hoy un abrazo a uno de ellos que son historia nacional viviente y dejar escapar una lágrima? Intentalo… son todos Hombres ya, los que un día, hace casi 11.000 madrugadas, fueron los Chicos de la Guerra…
Nuestros chicos, se hicieron hombres… A quererlos!!!
Escrito por Daniel A. Vogel – Director El Debate de Zarate
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