El cuerpo fue velado en el Salón Dorado de la Municipalidad, en la mañana del viernes, se realizó el sepelio en el cementerio de la vecina ciudad.
La ceremonia la llevó adelante el Sargento Esteban Machado y el capellán fue Hernán Remundini. Estuvieron el coordinador provincial de la Policía Local, Comisario General Vicente Ventura Barreiro; el intendente, Cecilio Salazar; y sus compañeros de la fuerza, entre otros.
El jueves por la noche, un numeroso grupo de personas se juntaron en la peatonal para hacer un minuto de silencio en memoria del joven policía fallecido.
En el hecho delictivo también murió el delincuente Pablo Morel cuyos restos están en Baradero, ciudad de la que es origen, para ser sometido al mismo procedimiento que el de Lillo. Su cómplice, Nazareno Branto, huyó de la escena herido de bala y con ayuda de un joven de Río Tala que, según pudo reconstruir La Opinión de San Pedro, se habría fugado solo con el dinero al Conurbano bonaerense en un remis.
El portal sampedrino informó además que los restos de Morel ya fueron entregados a su familia en Baradero, tras la autopsia que le practicaron en San Nicolás y que confirmó que su muerte se produjo a raíz de un disparo de arma de fuego.
Las autopsias practicadas a ambos cuerpos se demoraron en San Nicolás a raíz de un corte de energía eléctrica que afectó al edificio de la morgue. Ambos procesos comenzaron pasada la medianoche y terminaron después de las 6.00 de la mañana.
La autopsia del cuerpo del delincuente abatido confirmó que su muerte se produjo a raíz de los disparos de bala que recibió, que habrían sido tres, uno de ellos en un brazo y otro en la mejilla. El proyectil entró y salió. Informó La Opinión Semanario de San Pedro.
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