mientras la lluvia cae sobre los tejados
los vehículos transitan apresurados por las avenidas
la gente se encuentra en las encrucijadas
al verde vaivén de los semáforos
los mendigos tratan de protegerse de la lluvia
y a los transeúntes les piden un mango cualquiera
las tiendas ya cierran
dejando apenas lo que muestran las vidrieras
bajo una farola un hombre le hace señales a un taxi
es casi de madrugada
recorro todas las calles y no te puedo encontrar
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Río de Janeiro, 2010
Consuelo Moreira –residente desde su adolescencia en Río de Janeiro– nació en una especie de «Baradero» con respecto a Río de Janeiro: una ciudad a una distancia similar a la existente entre nuestra ciudad y Buenos Aires. Así como Baradero fue a lo largo del Siglo XX una localidad agrícola que producía los dos granos fundamentales del país, maíz y trigo; Vassouras, la ciudad natal de Consuelo, fue una de las más importantes productoras (si no, la más importante) de café del estado de Río de Janeiro –el cultivo fundamental (junto con el caucho y el azúcar) de Brasil durante el mismo siglo.
La poesía de Consuelo Moreira se caracteriza por ser producto del extraordinario poder de síntesis de su autora, lo que le confiere una compresión «explosiva». Su poética se inscribe dentro de la escuela minimalista posmoderna: el mini-texto de cada una de sus composiciones encapsula una extensa narrativa, una paradójica «historia completa». Frecuentemente su «punch line» –el verso final ‘que golpea’– lleva al lector a una emoción devastadora en el espacio estético del placer; otras, en el de la agonía.
El material con que Consuelo construye su poética es el lenguaje coloquial, una virtud que brinda a sus poesías una fácil inteligibilidad –son comprensibles para cualquier lector.
Su novela, «Amoras, Jabuticabas, mas também tinha limão» (construida como un Bildungsroman [novela del crecimiento o desarrollo]) –cuyo prólogo tuve el honor de escribir– mereció la distinción de ser presentada en la sede local de la Academia de Letras, ocasión en la cual Consuelo leyó secciones de la misma, que fueron recibidas con un estruendoso aplauso de pie. Tres ediciones ya se han agotado.
Hugo Pezzini
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