Miguel Ángel López esquiva los motivos de su separación. Afilador de cuchillos desde siempre, su vida dio un giro inesperado el 5 de noviembre de 2022, luego de que su exesposa le pidiera separarse y que se fuera de su casa.

“No fue fácil, debido a que estuve casado 10 años. Durante ese tiempo trabajé para dar lo mejor, para que ella pudiera recibirse como docente, hecho que por suerte sucedió”, destacó Miguel Ángel.

El hombre de 63 años, tras retirar sus pertenencias de la propiedad que compartía con su expareja, quedó sin techo y no posee recursos económicos para alquilar un espacio en el cual dejar sus cosas y poder dormir.

Actualmente vivo en una carpa. Desde esa fecha estoy viviendo en este predio que pertenece a los empleados municipales de Río Negro”, indicó Miguel Ángel, que deambula en el camping de la Isla Jordan con su mameluco color azul y un manojo de herramientas.

Su historia fue publicada por LMCipolletti. Allí, Miguel Ángel remarcó que muchas veces pasa frío, pero confía en que pronto saldrá adelante. En la entrevista que mantuvo con este medio, el afilador contó que fueron dos amigos que trabajan en el predio los que le propusieron mudarse allí.

Soy afilador de cuchillos, pero cuento con diversos oficios. Entre esos oficios también fui chofer de colectivo y de taxi durante mi juventud. Inventé durante la pandemia un prototipo que se utiliza para afilar los cuchillos, es decir, reemplazando la bicicleta. A llegar a esta isla a la moto se le desinfló el motor y, para no estar parado, me vi obligado a crear otra moto que funciona a 220 voltios”, sostuvo.

“No tengo obra social ni cuento con ninguna ayuda económica del Estado. Tampoco tengo en qué moverme, y para realizar un trámite en la ciudad me voy caminando. Son aproximadamente 15 kilómetros entre ida y vuelta”, dijo Miguel Ángel.

“Al paso que voy aún no he encontrado un alquiler donde pueda abrir mi taller de afilado; o un lugar en el que pueda vivir y guardar las dos motos. Gracias a Dios tengo una linda clientela, tanto en Neuquén como en Río Negro”, indicó.

“Entre nosotros nunca hubo amor”

Miguel Ángel elude la pregunta una y otra vez: “Siento mucho no darte esa información, ya que mi pasado tiene muchos grises y está teñido de oscuridades”, contestó. Padre de 10 hijos, no quiere ni puede revelar con detalles las razones de su divorcio. “Exponer la vida de la otra persona no es mi estilo. Si estoy acá es por mi propia decisión”.

Tengo 10 hijos y solo me hablo con uno de ellos. En el último tiempo reflotó el celo y las habladurías del resto de sus hermanos. Eso me afectó moralmente”, relató Miguel Ángel.

Yo creo que si encuentro un árbol caído solo atinaré a levantarlo. Lo último que cuestionaría es cómo se cayó. Si está dentro de mis posibilidades, lo ayudo a recomponerse”, agregó.

En cuanto al vínculo que tenía con su exesposa, a quien calificó como una “excelente persona” y con quien no tuvo hijos, reveló: “Entre nosotros nunca hubo amor. Nos ayudamos a salir de una serie de adversidades que vivimos”.

Sin especificar qué fue lo que lo alejó de su familia, Miguel Ángel completó: “Seguiré viviendo en esta carpa el tiempo que sea necesario. Mis hijos saben dónde encontrarme si quieren enfrentar sus dudas. Mientras tanto dejo que el resto hable”.

tn.com.ar

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