El presidente Javier Milei parece seguir una estrategia bastante inusual y controvertida para organizar la política en torno a fechas patrias. Al convocar en Rosario a la firma del «pacto de mayo» el 9 de julio , está buscando retomar la iniciativa en términos de acuerdos políticos. Parece que su enfoque incluye elementos de sorpresa, contradicción y desprecio hacia ciertos sectores de la sociedad a los que representa.
Esta estrategia puede interpretarse como una forma de mantener la atención pública y distinguirse del status quo político tradicional. La introducción de sorpresa puede generar interés mediático y mantener a sus seguidores y detractores en constante expectativa. Las contradicciones podrían ser utilizadas para desafiar las normas establecidas y presentar ideas divergentes, mientras que el desprecio hacia ciertos grupos podría ser una táctica para consolidar su base de apoyo entre aquellos que se sienten marginados o descontentos con el sistema actual.
En términos de sostenibilidad de su proyecto político, económico y social, este enfoque puede generar tanto fervor como críticas. La efectividad a largo plazo dependerá de cómo gestione estas estrategias y cómo resuene su mensaje con el electorado en general.
El diseño de Santiago Caputo lleva al gobierno nacional a lugares difíciles de evaluar, sobre todo a los analistas políticos que todavía preservan algún nivel de autonomía a la hora de opinar, no así a los mercados a quienes el presidente trata de dar respuestas. El pedido que genera incertidumbre (salir del cepo) es lo que va a definir la continuidad del baqueano o un cambio de estrategia de la aventura libertaria.
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