Como era de esperarse, en la sesión del HCD, le excusa perfecta de quienes jamás hicieron nada para recuperar el sitio histórico El Portuario y desde hace muchos años ocupan una banca, junto a los nuevos ediles, se atajaron y corrieron el eje de lugar centrando la conversación en su preocupación por no haber advertido las autoridades (o sea ellos) el «riesgo de derrumbre», echandose las culpas entre los carossistas, los fernandistas y el resto, con cara de compungidos.
Por citar una de las tantas notas publicadas en BTI, el viernes 07 de agosto de 2015, bajo el titulo «Cuidado el Portuario corre riesgo de derrumbe»( www.baraderoteinforma.com.ar/cuidado-el-portuario-corre-peligro-de-derrunbe/) Gabriel Moretti , del Diario de Baradero hizo una explicación detallada del estado del edificio, pero nadie le dio pelota, nadie hizo nada.
El martes por la mañana, uno de los últimos edificios históricos, como era previsible se cayó, si se derrumbó y con él gran parte de nuestra rica historia.
Llevaron los bomberos, defensa civil y todos hoy se dieron cuenta de que ese lugar existía. Esta propiedad pertenece a un privado a pesar de ser sitio histórico desde 2001, con permiso del anterior gobierno se le realizaron refacciones, que en parte fueron la causa de este final, como eliminar el revoque y dejar los ladrillos asentados en barro expuestos a la intemperie, o las inundaciones que acumularon agua durante meses debilitando sus cimientos, sin una bomba de achique. El dueño, al cual dicen haberlo intimado por el estado del edificio, en la tarde del martes ya comenzó a retirar los tirantes. Está claro esperaba que se cayera para poder darle valor económico a esa esquina, pero como dice el dicho «la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer».
Una imagen lamentable la que dejaron los concejales de esta ciudad, en una jornada triste para quienes sentimos esta tierra y sabemos que con El Portuario se nos va parte de la cultura, de la vida, de la historia de cada uno de los baraderenses.
“Los sitios culturales y naturales forman el entorno del que los seres humanos dependen psicológica, religiosa, educacional y económicamente. Su destrucción, e incluso su deterioro, será perjudicial para la supervivencia de nuestra identidad, nuestro país y nuestro planeta. Tenemos la responsabilidad de preservar estos sitios para las futuras generaciones”
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