
Sus bien llevados 86 años no hacían presumir que así, repentinamente casi, se apagaría la vida del “Toto” Cheruse. Enamorado del tango, fue su cultor permanente y gracias a su esfuerzo, en Baradero había un espacio para que bailarines, oyentes y admiradores de nuestra música ciudadana pudieran disfrutarla en tiempos en los que, si por la difusión pública fuera, el tango, una de las creaciones de la música popular más interesantes del mundo entero, ya estaría languideciendo si no muerto.
“Toto” organizaba tangueadas, invitaba bailarines y él mismo bailaba demostrando al hacerlo que no le pesaban sus años o que en cualquier caso, su entusiasmo tanguero estaba por encima de cualquier achaque que a su edad pudiera tener. Su trato cordial no diferenciaba entre quienes se acercaban recientemente y aquellos que ya eran veteranos de lides añejas. La lustrada, el quiebre, el giro, todas las “gambetas” de la tradicional danza se detuvieron hace escasos días cuando una dolencia se le manifestara con todo su poder y lo llevara en pocos días a la muerte.
Alguna vez se enamoró del texto “Letra para Juan Tango” del poeta José Portogalo y que usaremos a manera de lo que creemos una apropiada despedida.
Dicen que fue en La Boca o en Palermo.
Otros que en Los Corrales, La Batería o San Telmo.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿De qué sitio? No le hace
Deje que digan cualquier cosa, pero sepa
Que nació pisando ortigas,
echando pecho, aplomado
Con una estrella en la frente
y un silbo, como de pájaro.
Adiós Toto, por suerte y quizás también por tu mérito, otros seguirán el camino que iniciaste.
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