Un gol al corazón de papá

A diario escribimos, leemos, compartimos montones de historias, muchas de ellas son noticias que informan, otras artículos de actualidad, pero entre tantas palabras tipeadas la mayoría de las veces quienes redactamos nos quedamos disconformes, enojados, vacios, sabemos que eso que nos demandó tiempo de elaboración con suerte será leído o quizás relojeado sin que al lector le genere nada.

No es el caso de esta nota, donde en algo muy simple se juntan valores  dignos de destacar y que generalmente dejamos de lado por lo que equivocadamente creemos que es lo importante.

Gustavo y Patricio, son hermanos y forman parte de la «dinastía» Chena, ellos como la mayoría de esa familia, heredaron la pasión por el futbol y particularmente por Independiente de Avellaneda

Oscar, su papá junto a su tío viajaban todas las semanas en el tren a Retiro, de allí a Constitución, luego hasta la estación Avellaneda, y caminando hasta llegar al estadio del Rojo. Desde la tribuna disfrutaron de equipos gloriosos, vueltas olímpicas y jugadas memorables que aplaudían a rabiar, cuando en el verde césped ese mago con la diez en la espalda tiraba una gambeta, metía un pase entre líneas, cruzaba la pelota como con la mano, hacìa una pared o la clavaba en el ángulo acariciándola en un tiro libre. Los papeles volaban y el …bocha,… bocha… era el grito ensordecedor que invadía cada espacio.

Esas historias contadas por papá, fueron escuchadas cientos de veces por Gustavo y Patricio, repitiendo equipos, detalles y destacando al ídolo Ricardo Bochini. «Vos no sabes lo que era el bocha, qué jugador, qué ídolo». Es una oración que nunca falta en la mesa de los Chena.

Hace unos meses a los hermanos que además de heredar club, heredaron ídolo, se les ocurrió regalarle algo casi imposible a su viejo para el cumpleaños número 70. «Che y si logramos que Bochini venga al cumple de papá», «no es fácil pero lo podemos intentar» y así se pusieron en campaña. Por medio de otro baraderense, Titi Espinosa que es amigo de de la infancia de Bochini hicieron el primer contacto y finalmente se dio.

A partir de aquí la historia la cuenta Gustavo, uno de los protagonistas de esta linda sorpresa;

“Yo soy de independiente desde que nací y esto se lo debo a mi padre. Gracias a Dios hemos compartido ese sentimiento con mi viejo, la primera vez que me llevó a la cancha fue en el año 89 así que desde ahí no tan seguido, pero cada tanto- una o dos veces al año vamos- con toda la familia».

Mi viejo el domingo cumplió 70 años y con mi hermano hace más o menos siete meses, empezamos a pensar un regalo o una sorpresa, devolverle aunque sea algo de todo lo que nos dio el a través de la educación, la crianza, el respeto, yo diría hacerle como un mimo al corazón para que mi papá pueda disfrutar de algo».

¿La idea muy linda pero difícil de concretar, como hicieron?

«Acá hay un amigo de esa persona que trabaja conmigo que se lo agradezco enormemente, es el titi Espinosa, que si no fuera por él no podríamos haberlo logrado y bueno empezamos a charlar, estaba muy complicado con los días y el horario, porque los fines de semana como está con la presentación del libro tiene muchos lugares por recorrer y nos confirmó una semana antes que no podía venir justo el día de su cumpleaños, pero sí podía venir un día antes al mediodía».

¿Lo mantuvieron en secreto?

«Mi viejo nunca supo nada, en realidad le dijimos que íbamos hacer una comida con amigos y con los tíos para hablar de futbol y que nosotros teníamos que ir con la camiseta de Independiente para cargarnos con los otros de los demás equipos. Lo que le extrañó a el es que estaban sus hermanos pero no nuestros amigos, hasta que recibió la sorpresa.

¿Contame de la llegada?

«El tenía que haber llegado a la una de la tarde y por un accidente que hubo en la autopista se demoró y llegó como a las 14 y justo Titi que lo iba a traer tenía que ir a dirigir en lo Guidi, entonces me hizo irlo a buscar a la plaza, pero resulta que para mi hermano y para mí, Ricardo Enrique Bochini  también es nuestro ídolo, así que casi me muero de la alegría, teníamos unos nervios barbaros, me subí al auto, lo saludé y me vine con el Bocha hasta el lugar donde estábamos concentrados».

¿Que hizo tu papá?

«No te imaginas la alegría de mí papá, era un chico, tanto mis tíos como mi papá siguieron a él durante toda la década del 80.        

En realidad fue una sorpresa para todos nosotros haber compartido con una figura de tamaña magnitud una o dos horas compartiendo un asado fue inolvidable». 

¿Qué lindo y la pasó bien el súper invitado?

«Sí, le regalo a mi papá el libro de él, firmó camisetas, mi gran miedo era cómo iba a reaccionar él, pero la verdad una humildad, lúcido, se acuerda de todo, habló con mi viejo y mis tíos de cada partido que iban recordando, la verdad fue increíble, mi papá estaba re feliz .Fue un regalo de los hijos por todo lo que mi viejo nos dio.”    

Cuando uno ve la foto del grupo, transmite una alegría, una sensación de felicidad que emociona

«Con mi hermano habíamos dicho que al «Bocha» un día se lo íbamos a traer a mí papá.  A veces no es fácil llegar a los ídolos y nosotros tuvimos la oportunidad de traerlo y que él lo disfrute. Mi hermano le dijo antes de que se vaya; bocha ahora nosotros nos podemos morir en paz, porque te conocimos, te disfrutamos y le diste una enorme e inolvidable alegría a mí papá, y eso no se paga ni con toda la plata del mundo»