Hace ya varias semanas que el semáforo de Anchorena y Darragueira ha dejado de funcionar sin que hasta ahora se lo haya reparado. Se supone que dicha falla debería perjudicar el tránsito cuando, en verdad, sucede todo lo contrario.
Se recordará que el semáforo en cuestión durante mucho tiempo funcionó con normalidad y como se provocaban inconvenientes que afectaban la fluidez del tránsito, se decidió que permaneciera en amarillo intermitente a determinadas horas, decisión que significaba una confesión tácita de su inutilidad o, si se quiere, falta de practicidad al menos en determinadas horas del día.
Ahora que ese semáforo no funciona el tránsito de la zona ha recobrado dinamismo, no se forman largas colas de rodados, que a veces llegaban hasta Santa María de Oro ocasionando congestión y el cruce con Darragueira se hace sin mayores inconvenientes.
Una observación prolongada, que no sea ni prejuiciosa y mucho menos caprichosa, podría llegar a concluir en que tal vez sea necesario volver al sistema de amarillo intermitente que, definitivamente, agilizó el tránsito en lugar de complicarlo como ha ocurrido toda vez que el semáforo funcionó de manera convencional.
El Diario de Baradero
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