El viernes por la noche se vivió en el Anfiteatro Municipal, la tercera jornada del Festival, Roxana Carabajal, Facundo Toro y Los Auténticos Decadentes, fueron las figuras estelares. Además del Quinteto Real, Fabricio Rodríguez, Los Indios de Ahora, la Sinfónica de Tambores uruguayos, entre otros artistas.
Como muchos, me preparé para la fiesta y caminado lentamente partí hacia el anfiteatro la noche del viernes. Desde el cruce de Malabia y San Martín ya se empiezan a escuchar los acordes de las guitarras, el golpe en el bombo y alguna que otra pareja de transeúntes bailando en plena calle, una chacarera, un chámame o una zamba.
Sobre Plaza Mitre hay gente circulando una y otra vez alrededor de la raleada feria, donde lamentablemente los artesanos, a excepción del sector baraderense, ya no es la de otros años. La reventa, los elevados costos de los stand y la inseguridad, obligaron a que los verdaderos artesanos emigren hacia otros pagos. Una imagen que se debate entre lo popular y lo de mal gusto.
Sobre las escalinatas de la municipalidad se desarrolla la Peña Oficial; sillas, parlantes, algunos casuales espectadores y el canto , completan el cuadro.
Sobre Rodríguez, en la cuadra ubicada entre San Martín y Anchorena, compitiendo con los comercios que funcionan todo el año, hay dispuestos carros ambulantes de venta de comida y bebida, con sillas y mesas colocados sobre la calle y vereda, hecho que se repite en la bajada San Martín, incluso frente al anfiteatro.
Dentro del predio, la primera imagen que el espectador encuentra, es lo imponente de un escenario que cuenta con cuatro pantallas led , dos ubicadas a ambos lados que reproducen imágenes de las actuaciones, otra inmensa como fondo de escenario, que nos regala infinitas escenografías virtuales, y sobre el frente arriba, marcando el límite de un supuesto techo, la última pantalla más larga que ancha muestra diversas leyendas.
Las luces robotizadas, de última generación, por momentos apuntadas hacia el campo primeramente nos encandilan, nos alumbran, pero con el correr de los minutos empezamos a disfrutar su belleza acompañando la música, el canto y el baile de los artistas.
La gente se ubica en tres sectores bien marcados, las plateas en un espacio cerrado, las reposeras que cubren todo el césped y las tribunas. Por los caminos que separan estos espacios el tránsito de gente es incesante.
Los puestos de comida y bebidas son a beneficio de distintas instituciones.
Una gran cantidad de publicidades estáticas oficiales, de sindicatos y empresas completan el marco junto a una gran torre de sonido e iluminación ubicada frente a la entrada.
Por momentos el espectáculo,por falta de espacio en el escenario para el montaje, o la cantidad de instrumentos que se deben conectar para cada grupo, carece de ritmo entre artista y artista, los baches a veces se hacen tediosos, quedando expuestos los locutores que obligados a llenarlos terminar haciendo un trabajo que los desluce.
El contraste entre los «consagrados» y el resto es notable, la presencia de algunos artistas fuera de programa, que llegan por compromisos políticos o comerciales van borrando la buena actuación que nos dejó, por ejemplo, Facundo Toro.
Con Roxana Carabajal, volvió la fiesta, algo que se nota simplemente mirando la reacción del público que vuelve a cantar bailar y aplaudir.
Sobre el final, muy tarde, llegó el carnaval con Los auténticos Decadentes : su desparpajo y talento movilizaron a todos los presentes.
Por el bien de nuestra fiesta, es saludable tener una mirada crítica y no solo escribir un artículo de propaganda que nadie lee, o contar lo que ya se sabe.
El Festival es un conjunto, no se puede desunir lo que sucede dentro y fuera del predio.
Quien está en la organización, hoy no tiene tiempo para el análisis y es comprensible, el show comenzó y hay que tratar de que todo salga lo mejor posible.
El festival está cumpliendo 50 años y al ver cómo ha cambiado el mundo en cuanto a la tecnología, gustos y costumbres , sumado a la perdida de muchos de los artistas que brillaban hace medio siglo, tendríamos que preguntarnos y abrir el debate sobre si nuestra fiesta, no necesita agiornarse en lo artístico de la misma manera que lo ha hecho en otros aspectos como el sonido y la iluminación. Tal vez con una grilla mas acotada y la inclusión de artistas populares con estilos diferentes que hoy podemos ver en otros festivales del país o nos quedamos aferrados a la historia sin otras propuestas.
Baradero 2015, tiene muchos puntos altos, el más importante el acompañamiento de la gente, pero la vara para medir la calidad del espectáculo debe elevarse, aunque a algunos no les guste.
No soy el dueño de la verdad, esto es solo una opinión.
Fotos: DanyPé
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