Cuando un viernes a la noche te tenés que acostar temprano mientras todos se van de fiesta y te preguntan: Porque te vas? Mañana tengo una regata, compito… Y vos que haces? Yo hago canotaje, soy palista. La cara del que pregunta expresa admiración y/o se ríe. El bote es ese cacharro que alguna vez todos usaron, de pequeños, adolescentes o grandes. Canotaje es ese deporte tan duro que te hace perder la conciencia, capaz de ponerte el corazón a 220 pulsaciones, capaz de hacerte vomitar. Un deporte tan duro, como desesperante, en el que hay que ser paciente y tener la sangre fría, no solo se necesitan piernas y brazos, sino tener una cabeza que te lleve a la victoria, que te haga ver los puntos débiles de los contrarios. Un estilo de vida, el deporte de mas orgullo personal, donde solo, y repito SOLO el propio esfuerzo de tu cuerpo te hace ser capaz de recorrer Km. donde cada entrenamiento es una superación personal, donde cada día que remas llegas a casa con una anécdota, un deporte que te hace brillar a vos solo, donde por mucho equipo que tengas no sos nadie sino sos bueno, sino tenés huevos. Hay que ser de otra clase para ser palista, no cualquiera lo hace. Nadie se levanta un sábado helando a las 5 A.m. para ir a una regata. Un deporte tan duro que las caídas al río, los elongamientos, las paladas, los tirones, los calambres son el pan de cada día, ese es el amor por deporte, por canotaje, por el sacrificio y el sufrimiento. Es un sacrificio que te hace tocar el cielo, con recorridos de 12 Km., con oleaje que ni un velero ni una lancha soporta, pero el palista y su sacrificio, si, hasta el borde del infarto, cuando pensás «soy el mejor, lo voy lograr, vamos vamos». Cuando entrenas y llegas a tu casa de noche, congelado y cansado después de correr una regata, cuando te haces daño en un entrenamiento, cuando competís con tendinitis o con la muñeca esguinzada , cuando te chocan, cuando la gente te grita, cuando das un espectáculo, cuando cada día subís a un bote y te sentís muy orgulloso, cuando el bote te lo dio todo, remar te hizo ver los problemas y las soluciones de otra manera. Sos de otra clase de persona, sos un palista. Te da igual el reconocimiento, la prensa, las medallas y el dinero; vos solo querés más competencia, mas recorrido, un bote, una pala, amigos, y un club que te apoye. Hay que ser muy corajudo para remar recorridos largos que se hacen infinitos, remar bajo lluvia, y con frío, dejando de lado que del agua del rio te separan 2 cm de fibra de vidrio. Por todo eso, porque te sentís orgulloso de llevar puesta una remera con los colores de tu club, que representan a tu ciudad y al deporte, porque todo aquel que goza de un bote, sea amateur, sea profesional, merece la admiración. PORQUE SOS UN PALISTA ORGULLOSO Y HACES CANOTAJE CON EL ALMA……………
Comentarios de Facebook