Hoy se cumplen cuatro años de la muerte del periodista, conductor y humorista Jorge Guinzburg. El genial intérprete y productor murió el 12 de marzo de 2008, a los 59 años, como consecuencia de una afección pulmonar que lo había aquejado desde la niñez.
Si bien sus allegados sabían de su enfermedad, nunca quiso hablar de ello, por eso la noticia congeló al país, que lo seguía en su inefable último ciclo en TV, Mañanas Informales. No se olvidará tampoco cómo ese show, que dio brillo al horario matutino en tele, comenzó la mañana posterior a su deceso, con una Ernestina Pais que apenas podía emitir palabra, al igual que todo su equipo, Gastón Recondo y el «Payaso Mala Onda».
Guinzburg llevaba años en la televisión pero se destacó por La noticia rebelde, un programa pionero que en 1986 ya hacía periodismo con humor, junto al también genial Adolfo Castelo, y por el destacado Peor es nada, que desde 1990 brilló junto a Horacio Fontova en uno de los programas más divertidos en TV después de la muerte de Olmedo. Años más tarde realizó La biblia y el calefón (1997), un programa donde tenía 4 invitados a los que entrevistaba simultáneamente haciéndolos interactuar y que ahora reeditan con la conducción de Sebastián Wainraich.
Al día de su fallecimiento el humorista dejaba a Malena, su hija mayor, a Sasha e Ian, con 19 y 17 años respectivamente, y también a su esposa Andrea Stivel, con quien además compartió el equipo de trabajo en Mañanas Informales. Años después, Malena se convirtió como lo es ahora en una excelente comediante de stand-up y en partenaire del ciclo radial que conduce Ronnie Arias en FM100.
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