Se sabe que está internado en terapia intensiva tras una peritonitis y una perforación en el duodeno provocada por un peligroso cóctel de morfina y champagne, entre otros componentes, calmantes sui generis para los graves dolores que sufre por el tema de su rodilla.
Ricardo Fort se repone en un sanatorio porteño y todas las expectativas están puestas en su mejora, como para pasar a terapia intermedia, pero si alguien no tiene apuro en que el empresario y artista salga de la clínica es su familia cercana, conciente de las deudas y juicios que aquejan al hombre y que rondan los $ 2 millones conocidos y otra gran suma desconocida.
El programa que Fort hizo en América terminó con un tendal de juicios, muchos aplacados porque contrató a la gente para el teatro, pero ahora también su show en Tío Curzio es recuerdo y todo suma en contra. Y también tiene causas judiciales tras la pelea de sus custodios en Mar del Plata.
No por nada su madre, Marta Fort, insiste una y otra vez en que su hijo tendría que concentrarse en ser un empresario como su fallecido padre y ver quiénes lo rodean.
En Miami se rumorea que la idea de la familia es volver a recluirlo en aquella ciudad, como cuando su padre no quería que se conociera su elección sexual. Claro que los tiempos y las edades son otras, y ese padre autoritario ya no está.
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