El joven, tras tres intentos fallidos, se disparó y la bala quedó alojada en su cerebro provocándole una grave lesión que le impide movilizarse y comunicarse.
La razón por la que Enzo Romano, de 17 años lo llevara a intentar suicidarse permanece inédita ya que el muchacho dejó una carta en la cual contaba a su familia que estaba cansado de sentirse «decepcionado».
Tras estar tres meses internado, el joven fue dado de alta para que comenzara la habilitación por un problema con su obra social, la misma nunca pudo iniciarse.
De esta manera, Enzo fue mostrando progresos pero también atrasos hasta que en octubre, sus médicos decidieron iniciar su rehabilitación por cuenta propia.
Al poco tiempo, tanto su familia como los profesionales de la salud detectaron que los programas que mayor estímulo le provocaban a Enzo eran aquellos protagonizados por Guillermo Francella y de esta manera, todos colaboraron consiguiendo vídeos del cómico, además de las repeticiones de » Casados con hijos» y » Poné a Francella» que emite Telefe a diario.
“Sé lo que provoca la risa en la gente, que atenúa cualquier mal momento, hasta en la guerra se usa para distender a los soldados, pero nunca me habían dicho de algo así, de un caso tan extremo. No puedo ignorar lo que generan las cosas que yo hago, por el encendido de la televisión y la devolución de la gente en la calle, de cualquier target, un abuelo, un nieto. Y me moviliza mucho, es muy fuerte lo que exterioriza la gente, es muy hermoso lo que vivo a diario”, contó Francella.
“Una repercusión de lo que hago a esta instancia no me había pasado, por eso me emocionó tanto. Me quedé perplejo cuando me lo contaron, pobrecito, qué frustración… Pero haber aportado este granito de arena, me hace sentir pleno, como actor y como persona”, agregó el actor, y puntualizó: “A mí me hace muy bien tener sentido del humor. Y me pasa algo puntual, con la familia que heredé, mis padres y mi hermano, y con la que formé, con mis hijos y mi esposa. Tenemos un sentido del humor permanente, una gracia innata. No es algo que creo que se adquiera. En mi casa, puede venir alguien y contarme una anécdota de la manera más trágica y me río. Me pasa con mi hermano, somos así los Francella. El humor me ha dado ratitos de felicidad, gran placer, me distiende”.
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