Un viejo refrán asegura que «No hay mal que por bien no venga». Habrá que hacerlo realidad a partir del esperado y celebrado anuncio hecho recientemente por nuestro intendente municipal, Aldo Carossi, referido al llamado a licitación para la reconstrucción del edificio que fuera presa del fuego, hecho que tanto dolor nos causara a los baraderenses. Paralelamente al anuncio, el doctor Carossi dijo que un sector de la magnífica construcción será usado para promover la educación, cosa loable por supuesto. Desde nuestra visión periodística, la restauración y remodelación que se llevará a cabo debería contemplar un aspecto esencial, cuya definitiva resolución será responsabilidad profesional de los varios arquitectos que trabajan en el municipio, y que es la articulación de los espacios ubicados a ambos lados de las vías intentando que los dos sectores en que la ciudad está divida físicamente por las vías del ferrocarril, urbanísticamente queden aislados en la menor medida que sea posible y que la estación sea el eje convocante que permita ese logro.
Otra de las cuestiones a tenerse en cuenta será la recuperación de un barrio que está, desde la falta de servicio ferroviario de pasajeros, (no se puede llamar así a lo que hoy hay) totalmente cambiado. Cierto es que la restauración del servicio de trenes ayudará a que así ocurra, pero a dicho proceso tal vez pueda ayudárselo de alguna manera para que se lo más acelerado posible posibilitando que el entusiasmo de todo comienzo no decaiga. ¿De qué forma puede lograrse ese cometido?, precisamente esa es la tarea de los arquitectos que son, además, urbanistas y por lo tanto está en sus manos, o en sus cabezas, hallar las soluciones del caso. También puede aportar algo el cuerpo de concejales impulsando, por ejemplo, alguna exención o rebaja en las tasas municipales para quienes emprendan determinados proyectos que resulten adecuados para la recuperación edilicia y comercial de ese barrio.
G. M.
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