Hace escasos días, uno de los encargados de la programación del Festival Nacional de Música Popular Argentina Baradero 2015, anunció por varias emisoras radiales de nuestra ciudad y con gran algarabía, que para la edición próxima se había decidido convocar para la noche de cierre a la cantante Valeria Lynch.
No pretendemos hacer aquí una evaluación de los méritos artísticos de la señora Lynch, pero sí opinaremos acerca de la para nosotros inadecuada elección como cierre de alguien que esencialmente interpreta baladas, ritmo de origen incierto que algunos atribuyen a España, otros a Italia y también a ciertos países de nuestra América Central y el Caribe.
Más arriba nos referimos a nuestro festival con su clásico aditamento de la palabra «argentina» dando su característica a las dos anteriores: música popular y creemos que es fundamental lo de argentina puesto que imprime un determinado carácter a la música que el festival convoca.
Es verdad que muchos ritmos que no son precisamente argentinos han pasado por nuestro festival en una muestra de tolerancia que para nada perjudica, pero no creemos que resulte adecuado reservar para el cierre del festival justamente a alguien que interpreta canciones que no pueden llamarse argentinas en cuanto a su raíz de origen. Esa misma noche se ha convocado a Vitillo Ábalos que es un representante totalmente genuino de la musicalidad argentina y que sí hubiese sido adecuado para cerrar el festival de los 400 años de Baradero. No se trata de una cuestión de capricho, sino de preservar mínimamente el sentido original de nuestra máxima fiesta popular.
Algo más; los últimos festivales organizados por gente del municipio, tuvieron el gran mérito de revalorizar el tango, prácticamente dejado de lado por años, pero los contratados para 2015 no están para nada a la altura de lo que se venía haciendo. Hoy, por suerte, abundan los artistas del género y además de ser un paso atrás, también es una pena programar como se ha optado en esta ocasión.
GM
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