A una semana de las elecciones las aguas están más calmas. Ahora vienen los análisis, están quienes ven el vaso medio lleno y quienes lo ven medio vacío, quienes optan por la autocrítica y quienes culpan al otro, quienes apuestan a la unión y a la cooperación y quienes solo ponen las cartas convenientes sobre la mesa.
Fueron muchas las expectativas creadas alrededor de las elecciones, por ejemplo, se dijo que Scioli ganaba en primera vuelta, que Macri no llegaba al balotaje. Las encuestas arrojaban distintos porcentajes pero el resultado final siempre era el mismo, una victoria contundente del Frente para la Victoria.
Según las consultoras de Hugo Jaime el 40,05 % del electorado se inclinaría por el candidato kirchnerista mientras que el candidato de Cambiemos obtendría 30, 2 %. Las cifras de Rouvier arrojaban datos similares el 31,2 % votaría a Scioli y el 30,1% a Macri. Para Aresco el 41,2% elegiría al actual gobernador de Buenos Aires en tanto que el 28,5% optaría por la alianza encabezada por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
La sorpresa llego alrededor de las 21:00 horas del día domingo 25 de octubre, cuando al abrir las urnas el pueblo dio su veredicto rompiendo todos los pronósticos. Las encuestas se cayeron a pedazos y Cambiemos se impuso en 64 municipios de la provincia de Buenos Aires, gano la gobernación de la misma y quedo dos puntos por debajo del candidato presidencial kirchnerista.
La repercusión en los medios, redes sociales y demás fue instantánea. La celebración de quienes fueron por el cambio, la indignación de quienes buscaban culpables y pedían explicaciones a los votantes. Hubo corte de boletas, se eligió Presidente de Cambiemos con diputados de Una y concejales de Izquierda, un sobre con retazos de sabanas de diferentes colores, lo cierto es que los electores mostraron conciencia política a la hora de emitir su voto.
Hay que destacar que el candidato de Cambiemos fue electo dos veces consecutivas como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y traspasará su mando a quien él mismo propuso como sucesor, Horacio Rodríguez Larreta. En las presidenciales Macri gano en todas las comunas mientras que el candidato de Frente Para la Victoria perdió en su provincia, la cual gobierna desde el año 2007.
Por lo pronto lo que muestra el resultado electoral es un país fragmentado, dividido, con dos frentes fuertes. Uno que levanta la bandera de la continuidad y otro la del cambio y la esperanza.
Hay más de 7 millones de votos en juego, los cuales resultaran decisivos a la hora de inclinar la balanza para una u otra fuerza, están los que no se sienten representados por ninguna idea y optaron por votar en blanco, los que eligieron a otros candidatos que quedaron fuera del balotaje. Lo cierto es que quien pretenda ponerse la banda presidencial en diciembre debe tener no solo en su discurso sino también en su agenda la unión de los ciudadanos por sobre toda las cosas y recién ahí podrá hablar de soberanía, identidad y patriotismo.
La inseguridad, el narcotráfico, la devaluación y la Salud deben dejar de ser temas Tabú. El miedo no debe ser un recurso para atraer electores, porque en Democracia no se gobierna con miedo. El pueblo no les pertenece a nadie, el pueblo somos todos. Quién sea capaz de gobernar a la sociedad con esos criterios y valores convertirá a esta nación en la Argentina que queremos, será el encargado de conducirnos al nuevo horizonte.
Débora Solís
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