El fanatismo lleva en la tierra tanto como la humanidad. Es una invención de los hombres, ligado a sus pasiones. Y aunque la realidad está más ligada a lo racional, estaríamos faltándole a la verdad si afirmamos que el fanatismo no tiene nada que ver con la razón. Pues el fanático encuentra razón de ser a la lucha por imponer un pensamiento, un mandato, una costumbre.
Aún más racionales son aquellos líderes que se han embanderado en una causa para conseguir adeptos. Las calamidades que más han atormentado a la raza humana se han cometido en nombre de la religión, la política y el racismo. Defensores de una causa fundaron, instituciones, asociaciones y naciones para luego destruir las propias y las del “enemigo”, definiendo como enemigo a todo aquel que piensa distinto. Chomsky escribía en su libro Estados Fallidos “Estados Unidos, cuya retórica imperial se arroga de imponer la democracia y la libertad en el mundo, hace lo que presuntamente dice combatir”.
Los ejemplos abundan, pero siempre la destrucción se escondió detrás de palabras del honor y la grandeza. ¿No fue Sócrates condenado a muerte por pensar distinto? O mejor dicho por hacer pensar, por cuestionar. La justificación encontrada para su condena fue atentar contra las leyes atenienses, alegando que atacaba la civilización. Sí, uno de los grandes filósofos de la antigua Grecia fue considerado bárbaro, salvaje, ignorante. Tales justificaciones se siguen dando en la actualidad para atacar naciones, los métodos varían y las masacres suelen ser multitudinarias.
Hoy en día la tercera guerra mundial está en puerta, mandatarios de los países atacados y sus aliados así lo afirmaron. Parece que la paz se consigue a través de la guerra, parece que la construcción se logra a través de la destrucción. Esos ataques son llevados a cabo por fanáticos que creen tener una misión y le encuentran fundamento a lo que hacen. ¿Por qué motivo Ismael Mostefai entraría al teatro Bataclan masacrando a los parisenses? ¿Que lo llevo a adoptar esa conducta? Las justificaciones podrían ser muchas. La realidad encuentra su raíz en el fanatismo.
Y si de realidades hablamos lo cierto es que el fanático posee un sesgo que le impide ser tolerante, respetar al que piensa diferente y no solo atenta contra la libertad individual del otro sino que atenta contra su propia libertad.
Por ultimo agregare que la realidad se construye de manera crítica. Necesitamos ser críticos para no ser conducidos por otros, es una responsabilidad social y con nosotros mismos.
Amos Oz decía que la forma de combatir el fanatismo era añadiendo imaginación a quien lo profesa. Creo que eso intento hacer Sócrates con los atenienses, añadir imaginación, hacerlos críticos de sus propios pensamientos. Solo a través de la crítica se obtiene la libertad del pensamiento que deriva en la libertad del individuo y solo a través de la libertad individual se fundan naciones libres.
Ligado a las naciones contemporáneas diré que los partidos políticos son los hacedores de los regímenes actuales y juegan un rol fundamental en el pensamiento de los ciudadanos y tienen que querernos libres y críticos no fanáticos y sometidos.
Débora Solís
Estudiante Ciencia Política
Universidad de Buenos Aires
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