Empieza el festival, gente, movimiento, alegría, bullicio, música, festejos. Pero para una humilde familia de gente honesta y trabajadora no es un día más, mañana 12 de Febrero, y hace 5 años que un cobarde escopetazo por la espalda, en un claro caso de “gatillo fácil” terminó con los sueños de un joven que tenía toda una vida por delante.
Su nombre Lucas Rotela. Recuerdo las primeras horas como salían a relucir las miserias humanas, la exculpación institucional, los manejos de la información, el ocultamiento de pruebas, la impunidad, la desinformación, el vil aprovechamiento político partidario de las primeras reacciones populares como preludio de una pueblada a punto de estallar. La ausencia sin aviso de algunos funcionarios de áreas específicas que tendrían que haber tomado la posta en la conferencia de prensa del centro cultural donde había solamente dos actores del amplio elenco, el jefe policial de la provincia y el ejecutivo municipal , devolviendo algunas respuestas a la prensa nacional con argumentos que rozaban lo ridículo. Sus caras de espanto, no por el hecho en sí, sino porque sus puestos peligraban y sus sueños de poder entraban en una nebulosa que finalmente se disipó vaya a saber por vías de que métodos.
Del otro lado el pueblo, “los de siempre” los que estábamos allí sin medir especulaciones, los que siempre vamos a estar y estuvimos acompañando a la familia de la víctima por una cuestión netamente solidaria. Zulema Kogan, “Facha” Sánchez, el Doctor Hugo Liberatti , aquellos que para una parte de la sociedad eran considerados “revolucionarios” o “loquitos” fueron quienes levantaron sus voces durante esa conferencia de prensa para desnudar una verdad que se intentaba tapar a toda costa. Estábamos en presencia de una situación dolorosa y donde había existido una flagrante violación a los derechos humanos porque el mismo estado quien debería garantizar ciertos derechos constitucionales estaba siendo el brazo ejecutor de un inocente cuyo único “prontuario” fue ser “negrito” y tener puesta una “gorrita” , motivos más que suficientes para que se transforme en un potencial delincuente.
La socióloga e investigadora del CONICET, Evangelina Caravaca, escribía y titulaba como resumen, en base a su trabajo de investigación, titulando: “En Baradero estamos en los 70”.
Decía:…“Consideramos que esta mirada nos permitirá evitar pensar a la ciudad de Baradero como un caso aislado, como una “ciudad autoritaria”, siendo que entendemos a la violencia institucional como un elemento estructural de ciertas funciones de Estado…”.
Los años, la falta de compromiso, la desmemoria y el uso político de una “memoria selectiva” fue amainando el espíritu de algunos actores que patéticamente se pusieron a la cabeza de una manifestación reclamando justicia sumergiendo poco a poco el caso en el olvido.
El año pasado no más de 15 personas nos juntamos en la Plaza Colón para recordar a Lucas acompañando a una familia que jamás borrará de sus retinas la imagen de su hijo con la espalda agujereada. Para ellos, y por suerte, para muchas personas que componen nuestra sociedad el olvido no tiene cabida, y mañana no será un día cualquiera o el día que comienza el festival, sino que lo recordaremos como el día que mataron a Lucas Rotela.
Decía Mario Benedetti, “Todo se hunde en la niebla del olvido, pero cuando la niebla se despeja el olvido está lleno de memoria”.
A ciertas personas mañana la niebla los cubrirá todo el día, para otros el día será diáfano y la memoria seguirá recordándonos que “Nunca más”.
Luis Verdina
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