La escena tuvo cientos de testigos. La plaza Eduardo Costa estaba colmada de jóvenes, autos dando la «vuelta al perro», parejas tomadas de la mano paseando y de repente, una nube de jóvenes cruza la calle interrumpiendo el tránsito, hasta detenerse en uno de los jardines laterales del Palacio Municipal. En medio de todo, en el centro de la escena, dos chicos de unos 14 años se «matan» a piñas. Uno cae, el otro lo patea, se baten palmas, chicas sacan fotos con un celular…
Todo alrededor de las 19 horas. Todo con total impunidad.
De repente, ante el llamado del personal de seguridad municipal, un móvil de la Policía llega al lugar y lejos de sentirse intimidados por los agentes del órden, los jóvenes intensifican su gresca aprovechándose de la imposibilidad de la intervención policial dado que se trataba de menores de edad.
De todas formas, viendo que el tema estaba pasando a mayores, los adolescentes deciden terminar el pleito por el momento y cada uno se va por su lado.
«Es la tercera pelea que tenemos en lo que va de la tarde» comentaba uno de los policías resignados, mientras dos mujeres que habían visto todo relataban horrorizadas la situación. Es que la imagen, muy cercana a cualquier noche del conurbano, ocurría en Campana, una ciudad poco acostumbrada a este tipo de conflictos callejeros y mucho menos a plena luz del día, sin boliche ni bar de por medio.
En esos momentos, la Policía recibió otro llamado que advertía sobre otra pelea en Mitre y Rawson, a pocos metros de la Comisaría. Por ello, rápidamente volvieron al patrullero y continuaron con su intención de ponerle coto a lo imposible, porque la ausencia de los padres tal vez sea el mal mayor, algo que la Justicia sola no puede controlar si el sentido común y la responsabilidad de los adultos no interviene en medio de tanto caos.
Fuente: Campananoticias.com
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