Por: Adrián Cordellat
Periodista especializado en maternidad y comunicación médica
Cualquiera puede aprender a jugar al ajedrez y su práctica ayuda a desarrollar múltiples habilidades, especialmente cuando el acercamiento al juego se realiza desde la infancia, según han demostrado diferentes estudios científicos. Los beneficios del ajedrez para niños y adolescentes han favorecido que en las últimas décadas este juego haya dado el salto a las aulas a través de diversos proyectos educativos y que las academias de ajedrez y las actividades extraescolares relacionadas con él sean un éxito seguro.
6 beneficios del ajedrez para niños y adolescentes
Son muchos los beneficios que se atribuyen a la práctica del ajedrez en los niños y adolescentes, aunque no todos cuentan con un aval científico que los respalde. En Webconsultas hemos seleccionado algunos de esos beneficios que sí han sido confirmados mediante el desarrollo de diferentes estudios científicos:
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Incrementa el razonamiento matemático
Hay numerosos estudios que corroboran este beneficio, pero probablemente el más conocido sea el llevado a cabo con estudiantes de Primaria por investigadores de la Universidad de Trier, en Alemania. Durante cuatro años consecutivos, los autores del estudio quitaron a los alumnos de la línea A una hora semanal de matemáticas para dedicarla al ajedrez. En ese mismo periodo, los alumnos de la línea B siguieron recibiendo las tres horas semanales de clase de matemáticas que tenían previamente. Tras este largo periodo de análisis, los investigadores constataron que la nota en la asignatura de Matemáticas de los alumnos de la línea A siempre se situaba considerablemente por encima de la obtenida por los alumnos de la línea B.
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Mejora el desarrollo de las funciones ejecutivas del cerebro
Investigadores de la Universidad de La Plata (Argentina) publicaron en 2017 un estudio en el que analizaron la diferencia en el desarrollo de distintas funciones ejecutivas del cerebro entre niños que jugaban al ajedrez y niños que no lo hacían. Para ello evaluaron a 65 niños y niñas escolarizados de entre ocho y 12 años, a los que dividieron en dos grupos dependiendo de si practicaban ajedrez (30), o no (35). El resultado es que los que sí lo hacían mostraron diferencias significativas en todas las variables analizadas: inhibición, memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva y planificación, lo que llevó a los autores a afirmar que “el ajedrez podría emplearse como una estrategia efectiva para favorecer el desarrollo de los procesos ejecutivos en la niñez”.
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Potencia el desarrollo sociopersonal
Científicos de la Universidad de La Laguna analizaron en un estudio publicado en la Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, y llevado a cabo durante un curso académico, los beneficios de la práctica regular del ajedrez en el enriquecimiento intelectual y socioafectivo de un grupo de 170 escolares de seis a 16 años, en comparación con ese mismo enriquecimiento en 60 menores de la misma edad que realizaron otras actividades extraescolares deportivas como fútbol o baloncesto. El resultado no pudo ser más clarificador, ya que, según el mismo, el ajedrez podría mejorar las capacidades cognitivas, moldear la capacidad de afrontamiento y resolución de problemas e, incluso, influir en el desarrollo sociopersonal de los niños y adolescentes que lo practican.
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Aumenta las competencias educativas
Según los datos de un metaanálisis de 24 estudios con más de 5.000 jóvenes implicados (2.788 jugadores de ajedrez y 2.433 no practicantes) publicado en Educational Research Review la enseñanza del ajedrez mejoraría moderadamente las habilidades matemáticas, lectoras y cognitivas de los niños. No obstante, los autores de esta revisión de estudios reconocen que “el tamaño del efecto general no es lo suficientemente grande como para establecer de manera convincente la eficacia de la instrucción de ajedrez para mejorar las habilidades en consideración”; en todo caso, según la evidencia existente, los autores destacan también que solo a partir de las 25 a 30 horas de instrucción en la práctica de ajedrez se empieza a obtener una transferencia significativa del aprendizaje del ajedrez a otros dominios.
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Alivio de los síntomas de niños con TDAH
Según los resultados de un estudio piloto publicado en Journal of Psychiatry and Mental Health y llevado a cabo durante 11 semanas con 44 niños de entre seis y 17 años diagnosticados con TDAH en el Centro de Salud Mental de Villalba (Madrid), la práctica del ajedrez conllevó mejorías clínicas estadísticamente significativas tanto de los síntomas de falta de atención, como de la hiperactividad. Unas mejorías incluso superiores a las mostradas en otros metaanálisis con tratamientos farmacéuticos como el metilfenidato. Los autores del estudio añaden que esas mejorías clínicas fueron avaladas por padres y madres, que en una gran mayoría refirieron mejoría de la severidad del TDAH en sus hijos. Según los datos del estudio, además, los beneficios del entrenamiento con ajedrez en pacientes con TDAH se incrementarían en virtud de la inteligencia del niño. Es decir, a más coeficiente intelectual, mayor mejoría de los síntomas del TDAH.
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Fomenta la capacidad de atención y de pensamiento reflexivo
Aunque no hemos encontrado estudios científicos que avalen esta creencia, lo cierto es que el potencial del ajedrez para fomentar la capacidad de atención y el pensamiento reflexivo suele ser uno de los aspectos más destacados por profesores de ajedrez y jugadores profesionales. Y es que ya lo decía el gran maestro ajedrecista Bobby Fischer: “el ajedrez requiere una concentración total”. Y no es para menos, porque un pequeño error de concentración puede acabar con todas las posibilidades de victoria en una partida, lo que exige a los jugadores una atención plena. De la mano de esta atención va también el desarrollo del pensamiento reflexivo, y es que cuando uno mueve una pieza ya no hay vuelta atrás, así que en el ajedrez no hay espacio para los movimientos impulsivos e irreflexivos, sino que hay que pensar mucho los pros y contras de cada decisión.
Orígenes del ajedrez y su relación con la inteligencia
No existe unanimidad en cuanto al origen del ajedrez, aunque la tesis más aceptada lo sitúa en la India, desde donde se extendió al resto del mundo. Lo que sí parece claro es que el ajedrez es el juego más antiguo del mundo o al menos el más antiguo que, con diferentes variaciones, ha llegado hasta nuestros días desde su invención, que algunos estudiosos sitúan en el siglo VI de nuestra era en la India. De ese siglo data precisamente la primera referencia escrita al juego, que figura en un poema persa.
El ajedrez puede ayudar a mejorar las capacidades cognitivas, de afrontamiento y resolución de problemas e influir en el desarrollo sociopersonal de los niños y adolescentes que lo practican
Persia, no en vano, fue la impulsora de la globalización del ajedrez por ser epicentro del comercio de la época. Atraídos por el juego, los comerciantes europeos y musulmanes empezaron a expandirlo por Occidente y a desarrollar las reglas de lo que hoy es el ajedrez moderno. Desde esos antiguos orígenes el ajedrez no solo no ha perdido vigencia, sino que se ha convertido en deporte de élite y ha sabido adaptarse a la nueva era digital a través de adaptaciones online que lo han convertido en el único deporte que puede jugarse en remoto a través de una pantalla.
La explicación a su permanencia en el tiempo puede encontrarse en que el ajedrez es un juego infinito que propone aprendizajes y retos continuos a los jugadores. Tanto es así, que durante mucho tiempo cargó con el mito de su dificultad, lo que asoció su práctica a personas de inteligencia superior. Hoy sigue sin estar claro si es primero el huevo o la gallina; es decir, si la inteligencia es lo que hace a los jugadores de ajedrez de élite, o si es la práctica continuada del ajedrez lo que ha propiciado en ellos ese desarrollo de la inteligencia
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