Creí qué me iba a levantar Jocoso esta mañana para ir a Alsina una vez más en el año. Había llegado el día qué los chicos/as de 5to de la escuela “Ana María Ares” viajaban al “Parque de la Costa”, trás ganar el segundo puesto en el concurso de talentos. Imaginaba ver cantos y alegría al despedirlos en el micro.
Pero no, un accidente automovilístico en el trayecto del camino qué conecta Baradero- Alsina, se llevó todas las alegrías posibles para ellos/as. Los tres jóvenes qué iban en el vehículo volcarón y produjo el fallecimiento de una adolencente, qué había sido parte de la escuela, y se encontraba cursando el primer año del profesorado inicial en el instituto 115 de Baradero. Los chicos de 5to decidieron no viajar, por estar todos muy afectados por la tremenda tragedia y pérdida irreparable.
Ante semejante situación, me comunique con la vicedirectora y profe Veronica Lucena, y al escuchar su voz tan dolida y quebrada por la muerte de quién fue su alumna, no pude contenerme y llorar también.
¿Quién nos prepara como docentes para la trágica muerte de algún estudiante? Nadie, porque ni siquiera Freire se animó a pensarla, no hay teoría ni pedagogía qué nos sostenga la idea de la pérdida de un estudiante, ni cómo manejarnos ante tanto dolor.
Trabajo con las palabras como comunicador, las busco, selecciono y pienso con minucia. Pero la muerte no deja de pronunciarlas, es como una brisa de aire qué congela todo lo que sucedió en esta vida. La muerte es caprichosa, injusta y aleatoria. Nadie sabe porque en ese momento, y en qué condiciones es el fin de tu existencia en este mundo.
Lo qué sí no es azaroso, es la inoperancia y la desidia en las políticas públicas para brindar las condiciones de seguridad óptimas para reducir las posibilidad de accidentes automovilísticos. Es necesario qué el pavimento esté en condiciones para transitar.
En octubre pasado, las promesas políticas de la gestión municipal sobreabundaron las redes sociales y los spot de videos mostraban el arreglo del “Camino Alsina” y las maquinarias comenzaron rápidamente a trabajar. Con cada docente qué iba hasta la escuela eran el mismo comentario:¿Por qué se bachea solo donde hay pozos? ¿Quedó desnivelado el camino? ¿Esto va a quedar así? ¿Cuánto va a durar?. Ningún docente era arquitecto o ingeniero para diagnosticar las condiciones del re-asfalto, pero bastaba un mínimo sentido común para saber qué el arreglo era puro maquillaje electoral.
Pasarón las elecciones de noviembre, y la alfombra roja de los candidatos se retiró, y con ella aparecieron los nuevos pozos en el camino Alsina, cada semana se transformaban en más grandes y con mayor profundidad. El viernes en mi último día laboral del año, en el camino de ida la docente qué manejaba no pudo esquivar uno de ellos y tuvimos un salto sobre la acera. Lo primero qué pensé es: ¿Cómo vamos a viajar en Febrero si esto sigue así?
Las obras públicas están a cargo del poder ejecutivo del Estado, aunque estén licitadas a privados, es responsabilidad de los funcionarios públicos el control permanente de qué se haga con la calidad correspondiente para qué tenga durabilidad y se tomen las medidas de restricción de carga pesada.
En cada jura, los funcionarios se comprometen a desempeñarlo con lealtad y patriotismo al cargo qué fueron designados, pareciera qué en la gestión actual hay demasiados incumplimientos, entonces será necesario qué toda Villa Alsina se ponga de pie y Os lo demande un camino seguro y con transporte público para su localidad.
El estado también es responsable.

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