La fiesta del Corpus Christi, es una fiesta de la tradición católica que se celebra el jueves después del Domingo de la Trinidad, que suele llegar una semana después de que se haya celebrado el Domingo de Pentecostés. Una fecha que depende en realidad de Pascua, de modo que suele ir variando y de este modo la celebración del Corpus Christi es distinta cada años. En este 2022 el Corpus Christi se celebra hoy jueves 16 de mayo, de modo que vamos a explicarte con más detalle a qué se corresponde, porqué se celebra en este día y dónde tiene tradición la celebración del Corpus Christi en España.
Qué es el Corpus Christi
El Corpus Christi es una celebración de carácter religioso en honor al Sacramento de la Eucaristía. También recibe el nombre de fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Tiene lugar exactamente 60 días después del Domingo de Resurrección, y su objetivo es poner en valor el cuerpo y la sangre de Cristo mediante el Santísimo Sacramento.

El significado de esta celebración reside en homenajear la sangre y el cuerpo de Cristo en la Eucaristía. El Jueves Santo, durante la Última Cena, Jesús convirtió el pan en la representación de su cuerpo y el vino en la representación de su sangre, invitando a los discípulos que le acompañaban a que comieran y bebieran de él.
Origen del Corpus Christi
El origen de esta festividad se remonta a la Edad Media, a principios del siglo XVIII. Juliana de Mont, una religiosa que pertenecía a la Abadía de Cornillón, dedico buena parte de su vida a promover el homenaje al sacrificio de Jesús. El Corpus Christi se celebró por primera vez en el año 1246 en la diócesis de Leija, en Bélgica.
En el año 1263 tuvo lugar el conocido como «milagro de Bolsena». Un sacerdote tenía serias dudas acerca de si Jesús realmente estaba presente en la eucaristía, pero un día al romper la hostia consagrada, brotó sangre de ella.
En el año 1264, el papa Urbano IV declaró que el Corpus Christi se celebrara el 8 de septiembre.
En la oración del Ángelus el Santo Padre meditó sobre la Eucaristía, afirmando que la “adoración eucarística encuentra su verificación cuando cuidamos del prójimo”
Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano
“Jesús cuida de la gran multitud que lo ha seguido para escuchar su palabra y ser liberada de varios males”, expresó el Papa Francisco ante la multitud presente en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, para el rezo mariano del Ángelus este domingo del Corpus Christi.
Francisco reflexionó sobre el pasaje evangélico (Lc 9, 11-17) de la multiplicación de los panes: «comieron todos hasta saciarse»
“La Eucaristía, instituida en la Última Cena, fue como el punto de llegada de un recorrido, a lo largo del cual Jesús la había prefigurado a través de algunos signos, sobre todo la multiplicación de los panes”, dijo.
Comer y quedar saciados
Asegurando además que “en la Eucaristía cada uno puede experimentar esta amorosa y concreta atención del Señor. Quien recibe con fe el Cuerpo y la Sangre de Cristo no solo come, sino que queda saciado. Comer y quedar saciados: se trata de dos necesidades fundamentales, que se satisfacen en la Eucaristía”.
Explica el Santo Padre que “el milagro de los panes y de los peces no sucede de forma espectacular, sino casi de forma reservada, como en las bodas de Caná: el pan aumenta pasando de mano en mano. Y mientras come, la multitud se da cuenta de que Jesús se encarga de todo”.
También señaló el Papa “el riesgo de confinar la Eucaristía a una dimensión vaga, quizá luminosa y perfumada de incienso, pero lejos de las situaciones difíciles de la vida cotidiana. En realidad, el Señor se toma en serio nuestras necesidades, empezando por las más elementales. Y quiere dar ejemplo a los discípulos diciendo: «Dadles vosotros de comer» (v. 13)”.
Cuidar al prójimo
Y afirmó que la “adoración eucarística encuentra su verificación cuando cuidamos del prójimo, como hace Jesús: en torno a nosotros hay hambre de comida, pero también de compañía, de consuelo, de amistad, de buen humor, de atención”.
Insistió el Pontífice que “en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo encontramos su presencia, su vida donada por cada uno de nosotros. No nos da solo la ayuda para ir adelante, sino que se da a sí mismo: se hace nuestro compañero de viaje, entra en nuestras historias, visita nuestras soledades, dando de nuevo sentido y entusiasmo”.
“Adorando el Cuerpo y la Sangre de Cristo, -exhortó el Papa- pidámosle con el corazón: “¡Señor, dame el pan cotidiano para ir adelante, y sáciame con tu presencia!”.
Antes de rezar la oración del Ángelus, el Papa pidió a la Virgen María: “nos enseñe a adorar a Jesús vivo en la Eucaristía y a compartirlo con nuestros hermanos y hermanas”.
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