El 13 de Marzo de 1881, en Buenos Aires, nacía el médico, docente, investigador e inventor, Enrique Finochietto. Pese a perder a su padre cuando aún era un niño, su familia hizo grandes esfuerzos para que tuviera una educación de calidad, Enrique supo honrar ese esfuerzo, con solo 16 años ingresó a la Facultad de Medicina en la Universidad de Buenos Aires. En 1901 ingresa como practicante en el viejo Hospital de Clínicas, solo 3 años después se hace cargo del Servicio de piel y enfermedades venéreas del Hospital Rawson. En 1906 inicia un viaje de perfeccionamiento por Europa, interesándose en técnicas quirúrgicas complejas. A su regreso aprende dibujo técnico para poder diseñar complejas piezas de instrumental que le permitieran llevar a cabo sus revolucionarios métodos quirúrgicos, paralelamente presenta su tesis de profesorado de Medicina. Durante la Primera Guerra Mundial, a pedido del embajador Marcelo Torcuato de Alvear es asignado en el Hospital Argentino de París en el que se desempeña como cirujano de los casos más graves, por ello el gobierno francés le otorgó la Legión de honor además de otras medallas de guerra. Regresa en 1922 pero al estar afectado por Sífilis, según los cánones morales de la época se vio obligado a permanecer soltero. Sus hazañas médicas lo convirtieron en un héroe y un ejemplo para los medios que comenzaron a publicar sus logros, esto posibilitó que construyera la escuela de cirugía del Hospital Rawson. Logró avances significativos en operaciones intra torácicas, a él se deben instrumentos como el «frontolux» (luz sobre la cabeza del cirujano), el «Empuja ligaduras» (ayuda a detener hemorragias), el Porta agujas, el Pinza de doble unidad, el Pasa hilos, el Aspirador abdominal y entre otros el separador intercostal a cremallera para operaciones de tórax, conocido universalmente como «separador Finochietto». Su enfermedad se fue agravando teniendo que abandonar paulatinamente sus prácticas y clases hasta retirarse definitivamente en 1940, ya paralizado, muere el 17 de Febrero de 1948. Su pasión por el Tango le dio sus mejores amigos, Carlos Gardel y Julio de Caro que compuso en su honor el tango «Buen Amigo».
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