No sale uno de su asombro. La hipocresía ya supera todo lo conocido y los voceros del Grupo Clarín y sus paniaguados periodistas, que abundan, reforzados por algunos políticos que quieren caerles simpáticos a los dueños del monopolio, pretenden hacerle creer a la sociedad, lográndolo muchas veces, que ellos son «el pato de la boda».
Si para muestra sirve un botón, convendría entonces hacer un repaso de lo sucedido en nuestra ciudad con el Cable 6. Fundado por el empresario Eduardo Cotarelo, el canal por cable de la ciudad intentó competir con el monopólico Multicanal y lo hizo con cierto éxito. Como hacía en todas partes, el monopolio le negaba la posibilidad de emitir los partidos de fútbol, con lo cual el cable quedaba en notoria desventaja. Tal situación Cable 6 intentaba compensarla con la emisión de programación local que comenzó de manera tibia y de a poco, gracias a las condiciones, el esfuerzo y entusiasmo de todo el personal, Cable 6 logró competir con cierto decoro con Multicanal en cuanto a cantidad de abonados. Al comprobar que Cotarelo económicamente se sostenía comenzaron a ofertarle buen dinero para adquirir el cable; al principio no se llegó a un acuerdo, pero en determinado momento de la negociación fuera porque Multicanal ofreció lo que el empresario pretendía o porque la cifra fue muy tentadora Cotarelo accedió a vender. En razón de alguna cláusula de venta el mismo Cotarelo continuó durante un tiempo como gerente del medio, con lo cual las condiciones de trabajo se mantuvieron, pero al terminar el contrato que lo ligaba a la empresa ésta envió un interventor que decididamente llegó a nuestra ciudad a terminar con todo lo construido. Lo primero que hizo fue descabezar el canal local despidiendo a Gustavo Bó, en gran medida responsable de la construcción del canal. Tras el comenzaron a irse algunos colaboradores y despedidos fueron otros.
Una muestra de la absoluta falta de sentimientos de los nuevos administradores se revela en este hecho. En el cable se había tenido la prudencia de armar un archivo de todos los programas locales ya que en muchos de ellos se guardaban valiosos testimonios. La orden de la empresa fue utilizar los videocasetes de ese archivo para grabar las notas del noticiero local, que es lo único que continúa emitiéndose nada más que por razones legales, de esa manera la totalidad del archivo se perdió por desidia.
Esa empresa, Multicanal entonces, Cablevisión ahora, es la que por razones de conveniencia comercial no televisó la final de la Copa Intercontinental que Boca disputó con el San Pablo en Japón. Los baraderenses que querían ver el partido debieron irse a ¡Alsina! u otras ciudades vecinas donde empresas que no eran Multicanal (todavía quedaban algunas en ese tiempo), sí televisaban esa final. Son los que, desobedeciendo, se niegan a acatar la tarifa fijada por la Secretaría de Comercio de la Nación y cobran lo que ellos determinan sin siquiera tener un precio para los jubilados. Los que pese al fallo de la justicia contra Fibertel, siguen ignorándolo como si de letra muerta se tratara apelando a su poderío y relaciones internacionales espurias. Los que usaron durante años el espacio aéreo de nuestra ciudad sin abonar tarifa por ello.
El monopolio siempre priorizó su conveniencia y le importó un rábano la atención al cliente y ahora, con el más absoluto desparpajo, cuando las castañas se le quemaron, habla de la «defensa de su compromiso con sus clientes». Con sólo hacer un ejercicio de memoria basta para recordar quienes son estos que se presentan hoy como inocentes corderos y jamás fueron otra cosa que lobos salvajes y hambrientos.
GM
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