Julián Domínguez, Débora Giorgi, Ricardo Gil Lavedra, Paula Bertol, Victoria Donda, Antonio Bonfatti, Eduardo Jozami y Gabriel Mariotto entre quienes analizaron el alcance de la movilización.
Por: Tiempo Argentino
Políticos y referentes sociales se pronunciaron a través de las redes sociales y la prensa durante la calurosa tarde que antecedió a la manifestación opositora del 8N. Uno de ellos fue el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez quien sostuvo que «las expresiones movilizadas por sentimientos negativos no le hacen bien a la patria», mientras que la ministra de Industria, Débora Giorgi, señaló que «los agoreros siempre presagian el desánimo, pero esto dura muy poco».
Desde la oposición, el diputado radical Ricardo Gil Lavedra consideró que «ha sido una manifestación popular de un alcance extraordinario. Ha sido espontánea y de enorme magnitud, demuestra que hay un reclamo de cambio de estilo, de modo, de forma de gobernar, es un reclamo contra la soberbia, contra la falsedad y el totalitarismo de este gobierno». Por su parte, para Paula Bertol, diputada del PRO, «la presidenta fue elegida por el 54% de los votos, pero tiene que escuchar al 100% de los argentinos. Su responsabilidad es escuchar una demanda que tiene gente propia y ajena. La protesta social es un acto democrático, no hay que demonizarlo como lo intenta hacer el gobierno. Lo que tenemos que hacer es escuchar «.
En tanto, para la también diputada, Victoria Donda (Libres del Sur), «el gobierno tiene que tomar nota y también los opositores tenemos que tomar nota. La enorme cantidad de pueblo que está en la calle no está en contra de las políticas de Derechos Humanos sino por otro tipo de reclamos».
El gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, aseguró que no participó de la protesta porque «no hay que llamar a la confrontación» y consideró que «si alguien quiere sacar partido» de la protesta «se vuelve a equivocar». «No voy a participar, yo tengo mi forma de expresarme, que es con propuestas. Y si alguien quiere sacar partido, creo que se vuelve a equivocar, porque nos metemos en un espiral que nos hace muy mal», concluyó.
Desde el Servicio de Paz y Justicia aclararon que el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, no participó ni convocó a ninguna de las marchas, ni para la del 13 de septiembre ni para la de ayer, a la vez que aclararon que sólo se pronunció a favor de que la ciudadanía se pueda expresar en democracia.
Para el director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami, «esta vez convocaron todos los partidos de oposición, aunque muchos dirigentes se ocultaron. Así planteada, sin propuestas ni acuerdos políticos explícitos, las cacerolas sólo expresan un malestar y apuntan a debilitar al gobierno -interés principal de Clarín y de todos los poderes fácticos que quieren detener la transformación kirchnerista -antes que a construir una alternativa. Salvo los partidos de derecha que siempre han coincidido con el discurso antipolítico, los otros hacen un cálculo tan mezquino como equivocado. Buscan golpear a Cristina creyendo que todos sacarán provecho, pero sólo podrán llevar agua para su molino quienes –como Macri o De Nárvaez- rechazan globalmente el modelo kirchnerista».
Desde la provincia de Buenos Aires, el vicegobernador Gabriel Mariotto, opinó que «el amor vence al odio y las urnas vencen a las cacerolas». «Podrán salir con las cacerolas que quieran, pero no van a poder con esta alegría», afirmó. De esta manera Mariotto, desestimó el alcance de las manifestaciones y aseguró que ninguna marcha puede «invisibilizar una realidad de transformación permanente».
Tiempo Argentino
Comentarios de Facebook