El jueves 8 de junio, dejó de existir, Ricardo Montesanti “Caco”. Fue concejal, intendente y diputado provincial. Toda una vida dedicada a la política.
Ricardo Montesanti era hijo de Bruno y “Chila”, completaba la familia su hermana Lidia, una docente dueña de una fuerte personalidad. Beuno, su padre, un comerciante que tenía una tienda de ropa en su casa. Ricardo fue empleado de correo en la delegación de Alsina. Su simpatía, capacidad de diálogo, serenidad, lo distinguían entre los demás, aunque él nunca se creyó esa diferencia, en el fondo sabía que la poseía y la usó para abrirse caminos en la vida.
Desde Alsina, aprendió a caminar en política junto con “Pedro” como lo llamaba con admiración, y se le llenaba la boca cuando lo decía. Era un esbirro del caudillo de Alsina Pedro Carossi, le fue fiel más que a nadie. Era quien dialogaba, ponía el cuerpo a entuertos de la política, convencía con una sonrisa de medio lado y una parsimonia que pocos podían no notar. Hablar con él era relajante.
Fue jefe de correos en Baradero, pero las oficinas de Rodríguez y San Martín lo requirieron cuando su amigo fue intendente. Él ya había sido concejal en las elecciones del 11 de mazo de 1973 fue electo concejal por la Agrupación Municipal Defensa Comunal Baradero, espacio que encabezó Pedro Carossi, y luego, nuevamente en la elección de 1989 que eligió a la lista del Frente Justicialista Federal que llevó al hombre fuerte de Alsina al sillón de intendente y a Caco como primer concejal, banca que dejó en manos de su suplente para asumir como secretario de Gobierno.
Lo mismo sucedió en el 24 de octubre de 1999 cuando en las elecciones el pueblo de Baradero reelige a Carossi y su inseparable primer concejal en el espacio a Concertación Justicialista Para El Cambio. La Estrategia era ir detrás de Pedro para cubrirlo en el momento que sea. Ese momento llegó cuando menos lo pensaron. El 3 marzo de 2000, comienza una nueva vida para Caco Montesanti, la muerte de su mentor, lo lleva terminar el períodos para el que habían sido elegidos ambos políticos.
Durante dos años estuvo al frente de los destinos del Municipio, fue serio, responsable, prolijo, mantuvo un armonioso contacto con los empleados municipales que llegaron a adorarlo, porque él se jugaba por sus empleados. Su función no fue tan ruidosa ni marcó jurisprudencia como para ser recordada por lo activa que fue. Por el contrario, los dos medios períodos al frente del Municipio, no se hicieron grandes inversiones mi se construyeron casas, barrios, no se compraron maquinas ni mucho menos. Fue conservador en el sentido lato de la palabra. Mantuvo todo lo que había hecho su jefe político y los trabajadores municipales se lo agradecieron. El pueblo estaba limpio, iluminado y él, no se metía en el maltrato que le proponían algunos medios. Se peleó con uno de ellos en particular por no haber mantenido los códigos de la profesión. Se metieron con su vida privada y los excomulgó, no los habló más, a muchos les entusiasmó esa actitud. Y lo apoyaron en secreto.
Consiguió una representatividad soterrada, lenta, pero sólida en la segunda Sección electoral, tanto fue así que le ofrecieron un lugar en la lista de Diputados Provinciales, cargo que ocuparía y lo alejaría por un tiempo prudencial de Baradero. Aunque su influencia se hacía sentir en los mentideros políticos. No tuvo la misma relación con el hijo de su conductor.
Aldo Carossi, era distinto, muy técnico para algunas cosas que en política hay que manejar con diálogo, cediendo y avanzando, ganando y retrocediendo y no tratando de ganar siempre para demostrar qué.
El ambiente de alta simulación que se maneja en el congreso de la provincia de Buenos Aires no fue escollo para él y logró conectar con la esencia del lugar. Representó cargos en las comisiones, siendo presidente de la de asuntos municipales. Terminó su labor política representante del mandato popular y tuvo otras responsabilidades, era su ambiente. Su familia lo apoyó y lo acompañó.
Ricardo Montesanti, o simplemente “Caco”, falleció en 8 de junio de 2023 , luego de una lucha importante con una porfiada enfermedad, que no le permitió dialogar con ella, porque de lo contrario, la hubiese convencido que aún no era el momento, pero el padecimiento hizo oídos sordos y segó su vida este jueves.
Caco murió como vivió, sin estridencias, sin molestar a nadie, manteniendo un perfil bajo, pero haciéndose notar de alguna manera. En este caso, con su ausencia, que aunque no parezca, se va a notar. El respeto y las condolencias para su familia.
“Caco”, descansa en paz.
Por Jorge Fussinato.
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