Una vez más ponemos de manifiesto, que las reuniones periódicas que los funcionarios acordaron tener con nosotros (tras el empleo de la banca del pueblo por parte de nuestra organización) no se pudieron seguir sosteniendo; debido a que lo acordado entre las partes no podía ser cumplimentado por el gobierno municipal. Esto hasta punto tal, de convocarnos a reuniones donde nadie de los funcionarios se hacía presente (todos se equivocaban de día y hora) y nunca más haber recibido un llamado para retomar la iniciativa.
En una de las reuniones que se concretó planteamos la necesidad de que exista seguridad en el predio, tanto para los trabajadores del FFCC como para los usuarios y vecinos. A lo cual se nos respondió que no se disponían de fondos para tal fin. Planteamos que existe una concesionaria de carga que debiera velar por proteger la integridad de sus empleados y bienes, y un servicio de pasajeros que deber brindar confort y seguridad a los usuarios. Quisiéramos saber que se ha hecho en este sentido, o es acaso ¿Qué el estado no tiene potestad para controlar?
Luego nos enteramos que la empresa NCA les comunica a sus empleados que se retiren del edificio de la estación y se trasladen al cabin de calle San Martín, porque la Municipalidad de Baradero le había solicitado el lugar. Nos preguntamos cuál es el plan estratégico que desarrollaron ¿Qué motivo tal inmediatez de la medida? ¿A qué destinar ese lugar? ¿Cómo preservarlo? Nos volvemos a preguntar… ¿Correr a los empleados de NCA para ocupar la estación con qué? La nada misma es la respuesta.
No criminalizamos, aunque no justificamos ni comprendemos, los hechos de vandalismo pero sí reafirmamos que la presente ausencia del estado municipal es lo que genera esto. Si pudiéramos lograr concretar un espacio para el disfrute de la vida social, si pudiéramos recuperar el servicio de trenes, si pudiéramos incluir de verdad… esto no sucedería. Estas que han sido nuestras metas, en parte no se han concretado por nuestras propias incapacidades, correlaciones de fuerzas, etc. ¿Pero entonces, qué le queda a esa superestructura que se llama estado y que supuestamente vela por el bien común?
Asamblea de La Estación
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