La celiaquía, o enfermedad celíaca, es una enfermedad crónica del aparato digestivo de origen inmunológico, que se caracteriza por una intolerancia permanente a una proteína llamada gluten, que se encuentra presente en los cereales (trigo, avena, cebada o centeno). Cuando el paciente ingiere alimentos que contienen gluten, se lesiona el revestimiento del intestino delgado, lo que reduce su capacidad para absorber nutrientes. Sin tratamiento, las personas afectadas por este trastorno sufren malnutrición y diversas enfermedades asociadas, pero no todos las personas que padecen esta enfermedad presentan síntomas y, por tanto, puede pasar inadvertida durante largo tiempo.
Cualquier alimento ingerido se somete a un proceso de digestión que sirve para degradar la comida en partículas más pequeñas, para que luego estas puedan ser absorbidas. La absorción de estas partículas se hace en el intestino delgado y, para que esto ocurra, es necesaria la existencia de vellosidades, que son como raíces muy pequeñas que cuelgan en el interior del intestino. Cuando la longitud de la vellosidad se reduce, la absorción se acorta, lo que tiene como consecuencia una mala nutrición. Esto es lo que ocurre en la enfermedad celíaca, en la que se produce una reducción del tamaño de las vellosidades intestinales como resultado de la intolerancia al gluten.
La frecuencia con que se presenta la celiaquía es aproximadamente de 1 de cada 200/300 nacidos, aunque los expertos advierten de que esta afección está infradiagnosticada, y que menos de una cuarta parte de los celíacos saben que padecen la enfermedad. De hecho, en la actualidad se estima que la prevalencia de esta entidad ronda el 1% de la población. Puede afectar por igual a niños que a adultos, aunque en ocasiones las manifestaciones clínicas pueden ser diferentes en una etapa que en otra.
Las personas con síndrome de Down tienen un riesgo cien veces mayor que el resto de la población de sufrir intolerancia al gluten. Asimismo, la probabilidad de que un enfermo celiaco tenga familiares de primer grado con el mismo problema es de un 5-15%. Dado su carácter inmunológico, se suele asociar a otros trastornos como la tiroiditis autoinmune, la diabetes mellitus o inmunodeficiencias como el déficit de IgA.
A pesar de que se trata de una enfermedad con buen pronóstico en general, no existe en la actualidad ningún tratamiento curativo para la celiaquía. La retirada del gluten hace desaparecer los síntomas, pero no la sensibilidad a éste. Es muy importante un alto índice de sospecha para poder iniciar los estudios pertinentes y llegar a un diagnóstico precoz para evitar complicaciones a largo plazo.

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