Foto ilustrativa
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Por: Luis Novaresio [email protected]

Hace siete años que viajo desde y hacia Rosario. Todos los fines de semana. O casi. El 80% de las veces por la ruta 9. En micro o manejando mi auto. En tren, nunca. Desde que se asesinó ese maravilloso y lógico medio de transporte en la época del «ramal que para, ramal que cierra», sólo quedó la opción de un vergonzoso y único servicio diario que no pone menos de 7 horas en vías más ondulantes que la montaña rusa. Si es que llega y esto no es metáfora. El tren bala, parece que no está saliendo. Viajar en avión, menos. No es lógico recorrer los 287 kilómetros que separan las dos ciudades por aire. Cincuenta minutos de vuelo, unos cuarenta de preembarque, casi una hora si se suman las esperas para llegar a los aeropuertos, consumen el mismo tiempo que ir por tierra. Sin contar la diferencia de precio y la escasez (o inexistencia, según el día) de frecuencias.

 Ayer pagué mi primer peaje cuando se bifurca la Panamericana entre los ramales Pilar y Campana a eso de las 13:30. Uno sabe que desde allí el trayecto es, por decirlo suavemente, azaroso. La principal autopista (de sólo dos carriles, aclaro por las dudas) de ingreso y egreso de todas las cargas del Mercosur, la que nos conecta con todo  el norte de nuestro país, está repleta de camiones, micros y coches particulares. Si se viaja de noche, no hay iluminación salvo los primeros 50 kilómetros y las líneas blancas de demarcación son una sospecha blanca pocas veces repintadas.

 Desde Zárate, segundo peaje a 5 pesos, el único carril que puede transitarse de manera aceptable es el izquierdo. El  de la derecha, es un pozo a repetición con huellas de vehículos pesados. Todos nos convertimos, a fuerza de baches, en ingleses que ocupan la mano rápida como modo de circulación normal. El cartel de la concesionaria vial rezaba «buen viaje». Nada de avisar inconvenientes. Los habría.

 El segundo peaje queda a la altura de General Lagos, cerca de la empresa General Motors. Antes de llegar, una cola de dos kilómetros preanunciaba algún problema. «Estamos trabajando para usted», indicaba un cartelito anaranjado que reducía  a un solo carril la circulación de los miles de vehículos. Un camión que bien podría manejar el Super Agente 86 descargaba cansinamente algo de asfalto para emparchar un par de cráteres. No menos de media hora de espera para llegar a la caseta de pago en donde, claro, cómo no, cobraban la tarifa a pesar de la espera, de los pozos y del servicio inexistente. Cinco pesitos más.

«Yo  hoy  no pago», le dije a la rubia empleada que con pánico llamó a su supervisor que con cara de odio llamó a un gendarme. El uniformado le dijo al que me odiaba que convenía que la panicosa me indicara bajarme del auto. «Yo, hoy, no pago ni me bajo».

Me dejaron pasar sin más. Creí en la justicia. No se puede pagar por una ruta rota con espera disparatada. Todavía faltaba lo mejor. Un kilómetro más adelante, había piquete. Veinte personas que reclamaban por electricidad. Veinticinco, máximo. La ruta de mayor tránsito y riqueza del país, cortada. Ahí estaba la secreta venganza de la rubia, su supervisor y el gendarme. «Para lo que te va a servir pasar», deben haber pensado. Porque no me dijeron ni una palabra del corte. Ni a mí ni a nadie.

Entonces,  el caos. Los camiones se tiraban a la banquina. Los autos optaban por girar en U retomando el camino hacia Capital y los otros, ahí fui yo, nos animamos al pasto en declive para ir hacia Dios sabe dónde. Digo Dios, porque la española de mi GPS indicaba «recalculando, gire».  Una nube de tierra cerró toda visibilidad. Será por eso que ni un solo policía, inspector de tránsito, bombero o cartero que pudiera esgrimir uniforme, estaba allí para socorrernos.

El camino lateral de tierra que algunos tomamos se adentraba hacia campos preparados para la siembra. Primero soja, creo. Luego huertas, supongo. Por fin la nada misma a no ser un horno ladrillero que tiraba humo hacia la ruta y unas casas dispersas  de una escuálida villa de emergencia. El GPS, de lo más útil, indicaba «cortada desconocida, zona peligrosa». Menos mal que a uno le avisan.

Habremos quedado una decena de  automovilistas totalmente perdidos y sólo orientados por esa rara costumbre que muchos tenemos de querer llegar a nuestras casas. Serían también unos diez  los adolescentes con buzos de color gris oscuro y capucha al tono los que se cruzaron delante de nosotros. «Hacele el celular al del autito blanco», gritó uno. Nunca me gustaron los coches claros, le dije al señor de la concesionaria cuando compré el mío. Cuando uno de los pibes (con suerte, 15 años) estuvo al lado mío, me miró a los ojos y antes de pedirme el teléfono se detuvo. «Luján. Es el de la tele». El otro ni lo escuchó, preocupado por encontrar algo de valor en el resto de los autos. Serían las 6 de la tarde cuando agradecí que a los 30 años cambié  los tribunales de Rosario por las redacciones de los medios electrónicos de mi ciudad. Luego, sin más, me dijo: «¿Me da 10 pesitos, don, y nos sacamos una fotito de recuerdo?»

Tenía a mano un billete de 20 del vuelto del café y la gaseosa pagada en la estación de servicio de Río Tala. La foto la sacó con su celular y me cruzó el brazo por mi hombro metiendo medio cuerpo en mi autito blanco. No recuerdo haber sonreído a pesar de que instintivamente pensé en la palabra «whiskey». Cuando el fotógrafo accidental se fue para el lado del otro auto abordado por Luján puse  primera, corroboré que mi vieja Blackberry seguía en el asiento del acompañante y manejé por 40 minutos entre la nada acompañado por una caravana de giles que estábamos perdidos y asustados. El  destino quiso ponernos en un camino paralelo a la avenida Circunvalación de Rosario a la que subimos trepando por otro declive de pasto.

Recién ahí vi al primer patrullero de la policía al que pensé contarle lo sucedido. Supe que no valía la pena. Me iban a decir que todo lo vivido era apenas una sensación.

 

Opinion/Infobae.com

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7 COMENTARIOS

  1. Lucila: vos vivis en el pais de la presidente osea el de las islas Seychelles o en Argentina, donde murieron 51 personas en ONCE, y cuantas mas en las lineas de trenes concesionadas….

  2. Comparto con antialfredo,y te quedas corto !! y cuantos millones de pesos gastados en «tecnopolis»,y encima lo usan de bunker .

  3. Novaresio; desde la época de los 90, la Ruta 9 fue consecionada DOS VECES MAS, NO SE DE QUE HABLA. Ademas los Gendarmes en las Rutas Nacionales y Peajes, los PUSOOOOOO ANIBAL FERNANDEZ, cuando hizo que las fronteras con países vecinos se transformen en COLADORRRRR, que quede claro.

    Este tipo empleado de Cristobal Lopez, máximo socio de los Kirchner, sale a escribir gansadas, hace años que la Ruta esta en pésimo estado, porque no habla de la Ruta 6, ruta que la hicieron los Kirchner con la porquería del hormigón Minetti, así quedo de rota.

    Novaresio: Porque NO HABLA DEL CARTEL EN LA ESTACIONAL CENTRAL O CABECERA DEL EX-MITRE, DONDE EL MINISTRO RANDAZZO, CON BOMBOS Y PLATILLOS HACE MAS DE UN AÑO, ANUNCIO EL SERVICIO DEL «»»»»FERRO CENTRAL (trenes de color verde y blanco-único servicio de pasajeros al norte que funciona bien)»»»»» que circularía desde Buenos Aires a Rosario, con TRES servicios diarios, y que según las autoridades del transporte Nacional el 01 de AGOSTO de 2013, se ponía en funcionamiento, ALGO QUE ES COMÚN EN EL GOBIERNO KIRCHNERISTA, NO SECUEDIOOOOO.

    Yo viajo en tren hacia Retiro y se lo que es el servicio, algo que nunca se vio, UNA LOCOMOTORA Y UN VAGÓN, UNA RISA, UNA FALTA DE CRITERIO DE LA EMPRESA TBA (TRENES DE BUENOS AIRES o GESTIÓN OPERATIVA MITRE SARMIENTO).

    EL GOBIERNO NACIONAL o SEA LA SERA PRESIDENTE CRISTINA KIRCHNER, LE TIENE QUE BAJAR LINEA A SU INUTIL DE RANDAZZO Y QUE LA EMPRESA NCA (NUEVO CENTRAL ARGENTINO) máxima concesionaria de la Linea Mitre a Rosario y el Norte Argentino, COMIENCE LAS OBRAS DE CAMBIO DE RIELES, DURMIENTES, REFUERZO DE PUENTES, SEÑALES, ETC, ETC, ETC, EL QUE SEPA MAS QUE YO QUE ME LO NIEGUE O EL GENUFLEXO DEL GOBIERNO QUE ME LO DISCUTA…..

    Acá les dejo el numero telefónico para pedir información sobre el servicio de los trenes 08003333822 (llamen y pregunten).

    Cuando una persona trabaja en otra ciudad, ve realidades, como las que ALFREDO NO VE Y TAMPOCO ESTE GOBIERNO…..

    Hay que dejarle de echar la culpa a Memen de todo, ESTE GOBIERNO LLEVA 10 AÑOS DE GESTIÓN Y NO SE AVANZA, NO mientan mas…..

  4. Bondades de la dècada ganada, mientras la Presidenta supervisa personalmente en paraiso fiscales, el movimiento del dinero obtenido por ser una «abogada exitosa» sic, dado que las investigaciones del periodista Jorge Lanata son pura ficciòn ja!! No quiero minimizar lo vivido por Novaresio solamente sume a esa tràgica situaciòn claramente descripta algo de humor que muy seriamente el relato oficialista se preocupa por recitar, cuando desde los bufones adicto llamese ANIBAL «baul» FERNANDEZ, la inseguridad es solo una sensaciòn HUMBERTO BIGI DNI 11552286.

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