El fútbol argentino sufrió una nueva pérdida. Leopoldo Jacinto Luque, exdelantero y campeón de la Copa del Mundo en 1978, falleció por coronavirus tras agravarse su cuadro de salud en las últimas horas. Tenía 71 años y estaba internado en terapia intensiva en la Clínica de Cuyo de Mendoza.

El santafecino, que hizo cuatro goles en el Mundial del 78 – con César Luis Menotti como DT- presentó los primeros síntomas el 25 de diciembre, en plena Navidad, aunque fue diagnosticado “Positivo” cuatro días después.

Según informó Los Andes, el exfutbolista no presentó complicaciones durante los primeros días, pero en las últimas horas había manifestado una saturación de oxígeno. El también ex DT de Unión de Santa Fe entre 1986-1987 (su primer equipo) había sufrido una obstrucción pulmonar por lo que era considerado paciente de riesgo.

Luque nació en Santa Fe el 3 de mayo de 1949 y hacía 30 años que se había radicado en Mendoza. Fue una pieza clave del seleccionado argentino dirigido por Menotti que salió campeón del mundo en 1978. Entre otros clubes, jugó en Unión de Santa Fe, Rosario Central, River, Racing y Chacarita. Su trayectoria como entrenador estuvo lejos de alcanzar el nivel que tuvo como futbolista y dirigió en Unión, Central Córdoba, Belgrano, Deportivo Maipú, Gimnasia y Esgrima de Mendoza, Independiente Rivadavia y Argentino de Mendoza.

Su trayectoria con el Seleccionado

  • Jugó 45 partidos, convirtiendo 22 goles.
  • En 1975 quedó como uno de los máximos goleadores de la Copa América al marcar cuatro goles junto al colombiano José Ernesto Díaz.
  • Fue uno de los símbolos de la selección dirigida por César Luis Menotti a finales de la década del setenta, consiguiendo la Copa Mundial de Fútbol de 1978.
  • Gracias a sus cuatro goles (le hizo uno a Hungría, uno a Francia y dos a Perú en el Mundial del 78), terminó cuarto en la tabla general de goleadores detrás de Mario Kempes (Bota de Oro con seis goles), del peruano Teófilo Cubillas (cinco) y del neerlandés Rob Rensenbrink (cinco), y junto al austriaco Hans Krankl.

En una entrevista que Luque le dio Al Gráfico en 2017reveló algunos detalles sobre el fútbol de los setenta. También se refirió a su nombre y sus humildes orígenes. Sus padres se privaban de muchas cosas para poder comprarle un par de botines y para que pueda pagar los boletos de colectivo para ir a entrenar. Por eso, trabajó cosechando frutas y verduras en la quinta de un amigo de su papá, donde le pagaban por cajón.

“Mi papá se llamaba Leopoldo Jacinto. ¿Viste que antes se acostumbraba que el hijo repitiera un nombre del padre? Bueno, mi mamá dijo ´¡los dos!`. Siempre me presenté como Leopoldo Luque. El Jacinto nunca me gustó demasiado, aunque es el nombre de una flor. A mis cinco hermanos les pusieron nombres comunes, no sé qué pasó conmigo”, bromeó en aquella ocasión. Allí también develó por qué en el mundo del fútbol lo apodaron `El Pulpo´: “Me lo puso el Negro Gallego. Siempre usaba mucho los brazos para cubrir la pelota, entonces quedó `este es un pulpo´”.

Hincha de Unión de Santa Fe y admirador de River Plate, reveló que de joven le gustaban mucho Artime, Onega y Lallana, pero que con el paso del tiempo se hizo fan de Johan Cruyff: “Veía el Mundial 74 por televisión, estaba en la B con Unión y hacía cuentas y pensaba si en el siguiente podría tener la chance”, dijo.

Respecto a cómo mejoró su físico para el Mundial 78, comentó: “El que me cambió el físico fue el `Toto` Lorenzo. Él siempre decía: `A estos jugadores los voy a hacer bajar de peso`, pero conmigo fue al revés, me hizo subir 8 kilos. Cuando terminaban las prácticas, muchas veces me iba al bowling y me comía unos panchos con una Coca y cuando llegaba a casa estaba sin hambre y no cenaba. Lorenzo empezó a hacerme concentrar un día antes que el resto para que descansara bien, me alimentara bien y después me llevaba al gimnasio y me hacía una rutina física fuerte. Se quedaba ahí controlándome. Me adoptó como un hijo, me ayudó muchísimo”.

Sobre las claves para ser un buen delantero, había manifestado: “El goleador por ahí hace goles con cualquier cosa, por ahí le pega en el hombro y es gol o de cabeza o como sea. Son recursos de los delanteros que quieren hacer goles y que están entrenando continuamente. Yo en mi vida, no hacía ni gastaba tiempo en nada que no sea en el partido que tenía que jugar, ya sea en Unión, River o la Selección”.

A lo largo de su carrera, Luque jugó en quince equipos: Unión de Santa Fe (1965-1967 y volvió en 1981), Sportivo Guadalupe (1968), Gimnasia y Esgrima de Jujuy (1969), Central Norte de Salta (1970), Atenas de Santo Tomé (1971), Rosario Central (1972), Unión de Santa Fe (1973-1975), River Plate (1975-1980), Deportivo Tampico – México (1981), Racing (1982), Santos – Brasil (1983), Boca Unidos de Corrientes (1983-1984), Chacarita Juniors (1984) y Deportivo Maipú (1986).

Su relación con Diego Armando Maradona

“¿Era lógico que Maradona se quedara afuera del Mundial 78 o se equivocó Menotti?”, le preguntó alguna vez un periodista, a lo que Luque respondió: “Siempre pensé que Diego podría haber estado y no hubiera desentonado, pero también siempre pensé que los otros también merecían estar: Alonso, Valencia, Villa y hasta Bochini, que quedó afuera. Al pibe le sirvió igual vivir toda esa previa al Mundial desde adentro”.

De aquellas épocas, recordó a Maradona sentado sobre la pelota en una chancha que “El Flaco” había mandado a hacer “con las mismas medidas que la del Monumental, el mismo pasto, todo”. Diego quedó afuera de los 22, por lo que pateó la pelota y se fue: “¡Se hizo un silencio! Fui el primero que trató de romperlo, pero Villa, inteligentemente, me interrumpió: ´Leopoldo, no hay palabras´ (…) Me acerqué a Diego (Maradona), le puse la mano sobre el hombro y nos fuimos caminando. Me acuerdo que le dije: ´Me imagino lo que podés sentir en este momento, o no, pero si me pasara a mí, ¿sabés lo que tengo que hacer, Diego? Pegarme un tiro en los huevos porque ya tengo 28 años y otra chance no voy a tener de jugar un Mundial. Vos sos un pibe y vas a jugar dos o tres mundiales. Y me contestó: ´Sí, maestro, gracias´. Maradona estaba muy triste, pero no lloraba. Y hasta me atreví a decirle: ´La vas a romper y vas a salir campeón del mundo´”, relató Luque años después de aquel episodio.

Ya en 1979 y después del Mundial, Luque venía con una mala racha en la Selección, sin meter goles. Menotti lo dejó afuera contra Irlanda. Para el partido siguiente contra Escocia, “El Flaco” le notificó que finalmente sería titular. Al pasar por la puerta de la habitación de Maradona (que estaba entreabierta), Luque se animó a golpear y entró. “Le dije: ´Diego, Menotti me dice que mañana juego yo y hace rato que no meto goles´. Diego me miró fijo y me dijo: ´Maestro, olvidate. Mañana haces mínimo dos goles´. Dicho y hecho, metí dos goles”, relató el delantero en una de las tantas notas periodísticas que hizo.

De hecho, con “El Diez” se llevaban muy bien. “Teníamos una gran relación, al igual que el equipo porque estuvimos concentrados cuatro meses y no hubo ningún problema. Todos trabajaron y se compenetraron en hacer las cosas bien. Si las cosas no salían bien futbolísticamente por x motivo, había que correr, porque si corrés se las hacés difícil. Teníamos todo planificado”. Para el ex goleador santafesino, Maradona era el mejor futbolista de todos los tiempos. Le seguían Mario Alberto Kempes y en el tercer lugar, Lionel Messi.

Un golpe duro: la pérdida de su hermano

En la previa al encuentro contra Francia -en medio del Mundial 78- el hermano de Leopoldo Luque viajó en auto desde Santa Fe junto a un amigo rumbo a Buenos Aires para ver el partido. Sin embargo, sufrió un accidente de tránsito y falleció. Sobre ese momento tan doloroso, Luque había expresado: “Mi hermano, que era ciclista profesional, siempre iba a verme jugar y tuvo esa mala suerte (…) Mis padres y mi cuñada se pusieron de acuerdo para no decirme nada. De su muerte, me enteré al día siguiente. Mi viejo intentó calmarme y yo le dije: ‘¿Por qué no me avisaron antes?´. Recuerdo que me contestó: ´¿Para qué íbamos a avisarte antes, para que te fueras de la concentración. Nosotros no estamos tranquilos, pero aceptamos que Dios quiso que sea así y Dios sabrá por qué´”.

Una de sus confesiones más polémicas:

“Los milicos me secuestraron, me robaron y no me mataron de milagro”

En julio del 2020, Luque le dio una entrevista al Diario Clarín donde confesó un hecho escalofriante que vivió un año después de la conquista del título mundial. “Esto no lo conté nunca (…) Al principio no dije nada por miedo. Andá a saber si estos loquitos me reconocen, saben dónde vivo y me vienen a buscar. Después fue pasando el tiempo y, qué se yo, lo tenía ahí como una cosa más. Pero me da bronca cuando dicen que salimos campeones gracias a la dictadura. Dicen que andábamos con los milicos y a mí los milicos me secuestraron, me robaron y no me mataron de milagro. Ya te digo: cuando empecé a caminar y a encarar para el descampado, en mi cabeza solo esperaba el sonido del disparo, el ‘¡Puum!’ que me matara”, develó.

Luque se refería a 1979, un año después de ganar la Copa del Mundo. Un día de semana (y porque el entrenador de River de aquel entonces, Ángel Labruna, había decidido guardarlo), fue a ver a sus compañeros al Monumental. Terminó el partido, fue a buscar su auto y cuando se dirigía para su casa en Martínez, vio que un auto lo seguía y se le pegaba mientras circulaba por la avenida Cabildo. Intentó desviarse, pero a pocas cuadras de su casa, el vehículo lo pasó y lo interceptó. “Veo que se baja un tipo corriendo. En una mano levantaba una chapa de Policía y en la otra tenía una pistola. Se me acerca y me pide los documentos. Yo le dije que sí, que se los daba. No entendía nada. Los tenía en la guantera, dentro de un sobre. Y el tipo me amenaza: ‘Quedate quieto porque te arranco la cabeza de un tiro’. En ese momento, otra persona entró por el lado del acompañante, abrió la guantera, agarró todos los papeles que tenía y se me sentó al lado”, describió en diálogo con Clarín.

Lo hicieron bajar del auto y le ordenaron que caminara. Luque, según describió ante la denuncia que efectuó luego en la comisaría más cercana, amagó a caminar hacia La Panamericana, la zona más iluminada, pero estas personas le dijeron: ´No, para el otro lado´. En la entrevista, el ex delantero expresó el miedo que sintió de que lo mataran. Le robaron el auto y algunas pertenencias como dinero y anillos. Afortunadamente lo dejaron libre. Fueron unas horas después, ya en la comisaría, donde la autoridad a cargo le preguntó: “¿Lo apuntaron con un arma así (y la apoyó sobre la mesa, mostrándosela)? ¿Tenían el pelo así (y señalaban a otro oficial de la comisaría)? Bueno, (los que le robaron) son policías o militares”.

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