Fue Ovidio García, el representante de Raffaella Carrá en Argentina, quién le acercó la propuesta a Susana. La diva aceptó y tres años después hicieron la versión local. El programa de Susana llegó a tener récords de audiencia en el prime time de Telefe durante la década del 90. Y llegó al libro Guinness por la cantidad de cartas enviadas.
En ese momento, era normal que los programas tengan una pecera con cartas, que eran elegidas al azar para entregar premios. En «Hola, Susana», sin embargo, tuvieron que destinar un estudio entero con una especie de pileta para contener los millones de sobres. Allí se metían sus «Susanos», sorteaban la carta, y corrían a dársela a la diva, que los esperaba en su escritorio para hacer el llamado. Del otro lado, la persona elegida tenía que decir «Hola, Susana!» para seguir participando. El premio mayor era de un millón de dólares en efectivo.
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