
En su edición del pasado 6 de mayo, el semanario local «La Auténtica Opinión» publica una más que interesante nota referida a la presencia del ingeniero Juan Carlos De Lorenzo, quien fuera subsecretario de Planificación y Control de Gestión del Ministerio de Obras Públicas de la Pcia. de Buenos Aires durante la gobernación del Dr. Alejandro Armendáriz.
El profesional ya no trabaja en el ámbito estatal sino que lo hace en el privado y en tal carácter fue convocado para brindar asesoramiento a la Municipalidad de Baradero acerca del estado actual de los desagües pluviales y del tanque de agua que se encuentra deteriorado. De Lorenzo habló de una «inexplicable desidia» al comprobar la falta de planificación del municipio y alertó a la población en cuanto a que, por eso y por falta de documentación, perdida durante el incendio del edificio comunal, habrá qu empezar de cero. En relación al tanque de agua, dijo que hay que vaciarlo y repararlo cuanto antes ya que se abaratan los costos de reparación si la rotura, que ya existe, no avanza.
Al final de la nota aludida, De Lorenzo, de acuerdo a lo publicado, dijo lo que, «a su criterio, la región donde se encuentra Baradero es la zona más rica, no de la Argentina, sino del mundo”.
Algo se sabía
En el año 1946 el ingeniero griego Juan Papadakis abandona Europa y se radica en América, primero en los Estados Unidos. Trabajando allí, recibe un ofrecimiento del ministro de Agricultura de la Argentina, el ingeniero agrónomo Carlos Emery, para remozar el Instituto de Suelos y Agrotecnia, dependiente de su ministerio. Papadakis acepta, llegando a la Argentina en el año 1948 ocupando el cargo de Ecólogo en el Ministerio de Agricultura de la Nación, desde 1948 hasta 1954.
Papadakis era edafólogo, climatólogo y en tal carácter fue contratado para realizar un mapa ecológico de la Argentina y luego, particularmente, de las provincias.
Se cuenta que, llegado a Baradero, luego de estudiar la zona, estableció una franja que abarca desde el río Baradero hasta unos 10-15 Km hacia «la ruta 9», que no pudo clasificar bajo ningún parámetro conocido ya que se daban cultivos que, por lógica botánica, no deberían prosperar y en ese sector lo hacían. No es Baradero zona de olivos, ni de nogales y sin embargo los ejemplares de esas variedades crecen y dan frutos con normalidad. En la zona más cercana al río medran sin inconvenientes los bananeros y dan frutos que, con buena voluntad, hasta pueden ser ingeridos.
Se recordará que, años atrás, se buscó con ahínco una zona en la que pudieran cosecharse kiwis y que tras varias experiencias se encontró que en Baradero podían plantarse. La llamada Colonia Río Baradero, integrada por ciudadanos japoneses en la década del 70-80 se afincó en Baradero para producir, y produjo, una especie de durazno pequeño, conocido como «ume», que se exportaba al Japón, también se han plantado y cosechado frambuesas y al presente se explotan con ventajas los arándanos.
Los antecedentes mencionados habilitan para creer que algo distinto tiene la zona de Baradero, lo que es ratificado por el ingeniero Juan Carlos De Lorenzo con su afirmación de renglones más arriba. Ahora bien, ya que el profesional habló de la necesidad insoslayable de contar con una planificación, no sería mala idea que se estudie con seriedad el tema planteado respecto a la riqueza especial de la zona ya que puede que se tenga la suerte de estar sobre un lugar privilegiado por la naturaleza, con las consecuencias que de ello pueden desprenderse y que, precisamente, deberán estudiarse.
Por el momento se trata de indicios, de presunciones, pero lo que se conoce es suficiente como para que, desde el estado comunal, se tenga en cuenta la posibilidad de avanzar en un estudio formal, serio y realizado por personas debidamente capacitadas.
Gabriel Moretti
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