Luis Miguel Rodríguez fue una de las grandes figuras del primer campeonato de Colón en Primera División. El Sabalero venció a Racing por 3 a 0 en la final de la Copa de la Liga Profesional disputada en el estadio Bicentenario de San Juan.

El Pulga generó empatía con hinchas de otros clubes a lo largo y ancho de Argentina, pero pocos saben lo que debió luchar el oriundo de Simoca para lograr este objetivo.

El goleador del conjunto comandado por Eduardo Domínguez no tuvo una infancia fácil y debió trabajar de albañil para poder ayudar a su familia y llevar «el pan a casa».

Descalzo jugaba en su barrio a la pelota, su gran pasión mientras esperaba una oportunidad que llegó a los 13 años, cuando fue a probar suerte en el club italiano Arezzo.

La decepción y una mala experiencia en Bucarest lo hicieron volver a la Argentina y a la construcción, ya que no podía dejar de trabajar.

Sin dejar de soñar, pasó primero por la Liga Tucumana, después por Racing de Córdoba, Newells y Atlético Tucumán. En 2009 recibió la llamada de Maradona para la Selección en el único partido con la albiceleste, contra Ghana.

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