El reciente video de Steve Forbes, en el que el editor de la influyente revista de negocios norteamericana reclamó por la dolarización inmediata en la Argentina y las declaraciones recientes del propio Javier Milei respecto de que la implementación de la medida “está cada vez más cerca”, reavivaron el debate entre los economistas respecto de la viabilidad de ese plan y, también, sobre sus costos y beneficios.

Promotores y detractores de la idea de adoptar el dólar como moneda de curso legal volvieron a exponer argumentos y, particularmente, analizaron qué tan posible es llevarla adelante en el corto plazo, En ese sentido, uno de los primeros en opinar respecto de la posibilidad de una dolarización inminente fue Carlos Rodríguez, otrora asesor económico del Presidente,en los inicios de la campaña electoral. El economista destacó que hoy todavía “no hay dólares” para dolarizar la economía y que la única opción, eventualmente, para hacerlo en el corto plazo sería “con cepo”. Ese abordaje choca contra otra de las promesas más recientes de Milei, quien aseguró que en junio se levantarán las restricciones en el acceso al mercado de cambios oficial.

“El déficit de dólares es más chico, las reservas son menos negativas que antes. Desde ese punto de vista, está más cerca. Pero todavía está bien lejos porque todavía faltan muchos dólares. Hoy no se puede o se necesitaría un tipo de cambio muy, muy alto” (Andrés Borenstein)

“La única dolarización que veo posible ahora y en mi opinión sería no recomendable es, en un instante (por decreto supongo) todo lo que está en pesos pasa a estar denominado en dólares a una determinada tasa de conversión”, explicó Rodríguez, en alusión a un razonamiento que atribuyó a su colega, Nicolás Cachanosky. “Si tenés pesos billete, podés depositarlos en el banco y convertirlos en dólares o usarlos para pagar impuestos (en dólares) a la misma tasa. Si querés dólares efectivo para gastar y tenés depósitos, los pedís al banco y te dan una tarjeta de débito denominada en dólares”, explicó el funcionamiento de ese mecanismo de implementación, en el que afirmó que, si en cambio, lo que se busca es importar o viajar, en ese caso funcionaría alguna clase de cepo.

El propio Cachanosky, uno de los defensores de la iniciativa aunque no necesariamente en el formato descrito por Rodríguez, también se sumó a la discusión. Consideró que “si efectivamente Milei quiere dolarizar, no tengo del todo claro su timing. A veces dice que está cerca. Otras veces dice que este año no llega”, aclaró pero admitió que puede estar más cerca en dos sentidos. En primer lugar, si quiere completar ciertas reformas antes de dolarizar, por ejemplo equilibrar las cuentas fiscales. En segundo lugar, sostuvo que también puede estar más cerca en el caso de que la Argentina se termine dolarizando “por necesidad”, es decir, en medio de una crisis cambiaria como en Ecuador. “Si esta transición gradual de Milei falla, no se puede descartar un escenario económico complicado. Por ejemplo, con el fracaso de la ley ómnibus, ¿cuán probable es que Caputo equilibre las cuentas fiscales?”, plantó el economista. En cualquier caso, Cachanosky consideró que es la única solución definitiva para la economía argentina, dada la falta de credibilidad de la dirigencia del país. Revertir una dolarización es mucho más difícil.

Lo mismo opinó el autor del libro “Dolarizar” y titular de Romano Group, Alfredo Romano: “Dolarizar es una opción sub óptima, pero la realidad es que para construir programas de estabilización que bajen consistentemente la inflación hasta un dígito anual, requiere de un consenso de aquellos partidos políticos que representan a parte de la sociedad que hoy no está y, sobre todo, un acuerdo sostenido en el tiempo”. Romano consideró que, efectivamente, Milei está más cerca de poder aplicar su plan e incluso arriesgó que hacia fin de año van a estar totalmente dadas las condiciones.

Desde una mirada mucho menos entusiasta respecto de la dolarización, el consultor de Econviews, Andrés Borensztein, concedió que, tomando el punto de partida de la herencia económica que recibió el Gobierno, “es obvio que se está más cerca porque el déficit de dólares es más chico, las reservas son menos negativas que antes. Desde ese punto de vista, está más cerca. Pero todavía está bien lejos porque todavía faltan muchos dólares. Hoy no se puede o se necesitaría un tipo de cambio muy, muy alto”, afirmó.

“Insistir en la agenda de la dolarización con el actual balance del BCRA no contribuye en lo más mínimo a estabilizar la demanda de pesos” (Marina Dal Poggetto)

En medio de ese debate, que tiende a reafirmar la intención dolarizadora de Milei, se cuela el impacto inmediato de sus dichos. “Insistir en la agenda de la dolarización con el actual balance del BCRA, con dos de cada tres pesos de los depósitos invertidos en pasivos remunerados y una corta maduración de la deuda de pesos indexada que cotiza por arriba de la paridad, no contribuye en lo más mínimo a estabilizar la demanda de pesos”, aseguró en una entrevista reciente la fundadora de EcoGo, Marina Dal Poggetto.

En cualquier caso, ese impacto parece por el momento amortiguado. “Viendo diversas aristas del mercado, no parece haber temor a la dolarización”, sostuvo Nery Persichini, de GMA Capital. “El caso más paradigmático es el de los bonos en pesos, que tienen paridades de 130%. En una dolarización, deberían igualarse con la de sus pares en dólares (40%) -agregó- Entiendo que el mercado lo que más está comprando a Milei es su férrea postura fiscal, la recomposión temporal de las reservas y una agenda pro reformas, que por ahora es solo una promesa por lo ríspido que es el Congreso para LLA”.

Infobae

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