Por Gabriel Moretti

Hay una frase del General José Artigas que pinta de cuerpo entero al gran patriota que se autodesignaba como «argentino de la Banda Oriental». Esa frase era «Nadie es más que nadie» y también fue su consigna de lucha.
La expresión artiguista es esencialmente justa, pone en pocas palabras el sentimiento de equidad por encima de cualquier otra cosa y vino a nuestra memoria cuando, recorriendo Baradero, pudimos comprobar que la calle Malabia ha extendido sus cuadras pavimentadas como así tambien Julián O’Roarke. En el Barrio Plan Federal se construye el cordón cuneta que tanto beneficia a los vecinos que, gracias a una obra sencilla de ejecución, de bajo costo y rápida concreción, ven mejorada su calidad de vida.
Por supuesto, no cabe más que alegrarse al ver que paulatinamente todos van logrando el bienestar que se merecen. Al mismo tiempo y haciendo un repaso de los distintos barrios, comienza uno a preguntarse con qué criterio se decide la ejecución de esas obras, y verdaderamente cuesta entenderlo.
Una cosa razonable sería establecer un orden de prioridades y, como se hace en una lista de espera, el que encabeza la nómina tendrá preferencia sobre el que se anotó último. Es decir que, si hay una partida de dinero disponible para hacer cordón cuneta, habría que comenzar por los barrios que hace más tiempo están a la espera, cosa que por lo que se observa, no es así.
Una demostración de lo que se escribe es lo que acontece en la zona del barrio «Raúl Borrás» conocido popularmente como Fo.Na.Vi. Allí se da algo muy llamativo ya que las casas construidas estaban diseñadas con las cañerías para el gas natural en sus paredes y, como corresponde, se las proveyó del fundamental combustible. Han pasado muchos años, más de 30, desde que el barrio quedó inaugurado y las manzanas que lo circundan hasta ahora carecen de gas y otro tanto puede decirse de las cloacas, que sí las hay en las viviendas del Fo.Na.Vi. y no en las casas ubicadas a 10 metros de allí.
De asfalto ni hablar. Duele y mucho circular por la vecina ciudad de San Pedro y comprobar que las calles de tierra son casi inexistentes. Todo el ejido urbano sampedrino cuenta con asfalto y en Baradero hace años que no se encara una obra de pavimento con seriedad y para beneficio de los muchos vecinos que hace largo tiempo están esperando ese fundamental beneficio, transformador del paisaje y de la vida de los vecinos.
¿Qué sentirán los vecinos de la zona del Fo.Na.Vi. cuando se enteran que en el Barrio Plan Federal, nuevecito comparado con el que habitan, ya hay cordón cuneta y ellos, además de su ya demasiado larga espera, deben convivir diariamente con el agua infecta de las zanjas de desagüe pluvial, por otra parte casi siempre obstruidas, y ante cada lluvia rogar al Cielo pidiendo que el agua no termine ingresando en sus casas?
También en Baradero nadie es más que nadie y, por lo tanto, debe haber un trato justo en el reparto de la obra pública para que ninguno se sienta postergado como ha venido ocurriendo. Y quede claro que no es responsabilidad única del actual gobierno comunal.

GM

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